Desgraciadamente es así. En los tiempos que vivimos, nos cuesta enfrentar las realidades con nuestros hijos, con nuestros familiares, con nuestros amigos y también con nuestros compañeros de trabajo.
Preferimos evadir los temas importantes y escondernos en situaciones que viven otras personas y donde no corremos ningún riesgo. La farándula televisiva es una prueba palpable de ello.
¿Por qué hemos adquirido esta forma de enfrentar la vida? ¿Qué nos llevó a ello? ¿A qué le tenemos tanto terror?
A muchas cosas, sin duda. A la cesantía, a las enfermedades, a las largas filas que hay que hacer para conseguir hora al médico, a que la educación de nuestros hijos no sea la que deseamos, a la droga, a la delincuencia y a tantas otras que han llegado con el modernismo y que nos muestran un mundo distinto al que vivimos.
La gente mayor no ha logrado tutearse con el computador y lo evita lo más que puede. Mira con cierta desconfianza la Inteligencia Artificial o a los automóviles que se manejan solos, o a los robots que son capaces de reemplazar, en algunas instancias, al ser humano.
Ante todo lo señalado,”nos hacemos los tontos“ y la pregunta que nos amenaza y nos provoca disturbios es: ¿Hasta cuándo?
Por ahora, no hay respuesta.