Mía, la guagua de dos meses, muere. Indecisión, desconocimiento, inexperiencia y falta de rigurosidad entre los responsables, terminan con lo más sagrado que tenemos, que es la vida.
La experiencia vivida en el ministerio de Salud, ha tenido un impacto nacional. Y no es para menos. Un protocolo que no se cumple o no se respeta. Una cama que es indispensable para el tratamiento y que está en Arica, aunque hay otra igual en la Clínica Las Condes, pero nadie lo consulta. Y finalmente Mía, la guagua de dos meses, muere. Indecisión, desconocimiento, inexperiencia y falta de rigurosidad entre los responsables, terminan con lo más sagrado que tenemos, que es la vida.
Ahora, vienen los estudios, los sumarios, las investigaciones y las declaraciones que lo único que no podrán hacer, es devolverle la existencia a quien empezaba a vivirla.
Nada ni nadie podrá eliminar el dolor de esa familia que queda trunca y desolada.
Señores, y a quien corresponda, con la salud no se juega ni ahora ni nunca.
Nuestra aprecio de siempre a la familia perjudicada. Ellos quizás, no entienden de protocolos, de reglamentos internos, ni de procedimientos funcionarios, pero sí del sufrimiento que significa el perder un hijo. Y eso es realmente lo único que importa.