Basta ya de mediocridades, pequeñeces y bajezas.
Continuadamente se habla de las “ideologías” que dividen al mundo político y se agregan “las legítimas diferencias” que separan a los políticos.
Y uno se pregunta ¿qué tiene que ver todo eso con la seguridad de la población? ¿En qué documento de Marx o Engels se habla de esto, o en cuál de Maritain o del cura belga Roger Vekemans? Tampoco en el liberalismo económico de Milton Friedman, ni en el de muchos otros pensadores, postergados por la vorágine del tiempo.
¿Qué debemos entender, los ciudadanos comunes y corrientes, de esas tan “legítimas diferencias”? Hay quienes apoyan la idea de enfrentar a los delincuentes y quienes buscan explicarse la situación y han desviado su camino, realizando reuniones de trabajo que no terminan nunca y no concluyen en nada.
Mientras estas posiciones se enfrentan, la ciudadanía sufre cada día más intensamente el crecimiento de una delincuencia que no se detiene ante nada ni ante nadie.
Definitivamente, hay que actuar con más decisión. Lo hecho hasta ahora no alcanza y eso deben comprenderlo todos. Los seres humanos decentes tienen temor y hay que brindarles la seguridad que merecen. Aquí no corren
las “ideologías” ni “las legítimas diferencias”. Es indispensable derrotar a la delincuencia con prontitud, ya que después puede ser demasiado tarde.
No importa quién lo proponga, ni quién lo inventó. Menos, si esta solución favorece al gobierno o a la oposición. Tampoco quien va a sacar más votos por la posición que tome, ante este fenómeno. Lo único que importa, es vivir tranquilo en un país que está perdiendo el rumbo.
Basta ya de mediocridades, pequeñeces y bajezas. Aunque parezca obvio, miremos por Chile sin condiciones y enfrentemos la maldad con la modernidad que se requiere y que en lo económico, cueste lo que cueste, sin límite alguno.
Así sea.