El contraste entre los 80 de Julio y El Puma

por | Feb 26, 2024

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Una página entera de su sección Sociedad dedicó el último día de septiembre El Mercurio al cumpleaños 80 de Julio Iglesias.  Dieciocho fotos ilustraron su brillante trayectoria artística de ídolo de la canción. Merecida cobertura pues se trata del cantante latino que, según el libro de records de Guiness, ha vendido más discos en el mundo: supera las 300 millones de copias. El reportaje no escatimó detalles de la vida del intérprete que abordara la fama en 1968 al ganar el Festival de Benidorm con el tema La vida sigue igual y, de paso, invita a recordar las escasas líneas  otorgadas este enero  a José Luis Rodríguez, El Puma,  al cumplir también sus  también ocho décadas de existencia. 

Ambos colosos del canto nacieron en 1943 y es interesante comparar  carreras que en su momento de esplendor compitieron por el favoritismo del  monstruo en la histórica versión 1981 del Festival de Viña del Mar.

Ya en la cuna, el sol no calentó igual para ambos. En tanto el padre del madrileño, el renombrado ginecólogo Julio Iglesias Puga, perteneciendo a la clase alta, había luchado por el bando dictatorial de Franco durante la Guerra Civil española  y tenía un sólo hermano; el caraqueño, que venía de un modesto hogar de once hermanos, a los seis años quedó huérfano debiendo su  madre Ana González, por su condición de activista de Acción Democrática,  gobierno de Rómulo Betancourt, emigrar por dos años a Ecuador.

Es de dominio público que un accidente automovilístico que casi lo deja paralítico, obligó a Juliolavoz a colgar sus guantes de arquero de las divisiones juveniles del Real Madrid  para traspasar sus inquietudes al canto y completar sus estudios de licenciado en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. En el mismo período, a miles de kilómetros de distancia, José Luis se esforzaba estudiando para convertirse en técnico electricista en la Escuela Técnica de Caracas y ayudar a su familia.

Como todos los jóvenes bien madrileños, el hijo de Rosario de la Cueva, viajó a Londres a aprender inglés y en los pubs aledaños al río Támesis hizo escuchar sus primeras composiciones.  En los sesenta, Los Zappys, imitadores de Los Platters fue el grupo creado por Rodríguez para debutar; ahí fue descubierto por Felipe Pirela y lo integró a la popularísima orquesta Billo’s Caracas Boys donde permaneció tres años.

Su vida sentimental por igual ofrece contrastes.  Mientras Julio por sus publicitadas conquistas amorosas ganó fama de nuevo Amante Latino al comparársele con el Valentino cinematográfico, José Luis, dueño de dos matrimonios, llenó páginas por su religiosidad: en 1973 abandonó el catolicismo y en Puerto Rico se bautizó en el rito protestante. Además, ambos se diferencian por sus afinidades políticas; el del Parque de los Suspiros se inclina por el derechismo y el del monte Ávila por la socialdemocracia.

En esas condiciones ideológicas fue que llegaron en 1981 a Viña del Mar. Ahora, con ochenta calendarios en la espalda, a lo mejor alguien propone juntarlos en la versión 2024 del Festival para que mientras el español engolosine a la galería con su socorrido ¡Os quiero, os amo, os adoro!, el venezolano, ya que estamos de Cincuentenario, los encabrite repitiendo aquel entonces aguerrido ¡A veces hay que escuchar la voz del pueblo!   

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