Son las doce del día en punto en el Estudio de TV de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales. La cita es para asistir a la ceremonia en que Coco Legrand entregará su Museo Virtual del Humor al plantel de educación superior. Más de doscientas invitaciones se cursaron destacando que el comediante comentaría sobre el devenir de Chile. A todas luces un panorama espectacular. No obstante, apenas media docena de personas, más cuatro autoridades, lo acompañan.
Fiel a su formación escénica, Alejandro Javier González Legrand, nacido un 28 de julio de 1947, estudios universitarios de Diseño en la U y en Estados Unidos, decide partir:
Se anunció a las 12.00, pasó un minuto, ¡Comencemos!
Con la misma sonrisa mitad galán de cine, mitad granuja callejero, un cuarto cirujano de posta, otra porción de siquiatra, robando acordes a una mandolina, bramidos a la tuba, se desliza, salta, vuela haciendo conjeturas, mofa, ironías, desvaríos acerca de acontecimientos y entuertos que alimentan la política nacional. Las risas en aumento señalan que el auditorio se va llenando.
Me cautiva. Es el mismo Coco juvenil que aplaudí en los 70 con su Lolo Palanca o los Cuescos Cabrera. Tiemblo. El andar de su pierna con prótesis para esquivar un cable de micrófono me produce espanto. Doy un codazo a mi colega Pancho Villagrán:
-¡Verdad que viene saliendo del accidente en moto que casi le costó la vida! ¡No se nos vaya a caer!
Legrand es de otro planeta. Le ganó a la muerte. Actúa como si esa trágica jornada jamás existió. Se ríe de su drama:
¡Quedó todo bien! Lo único es que ahora no puedo arrancar corriendo de los pacos!
Sus gestos fluyen, sus manos nadan. Menciona a los cuatro arcángeles sin arcabuces que bajaron desde el cielo a salvarlo. Agradece a su esposa Madalena sus esfuerzos para reconstruirlo. Reconoce que su drama lo ayudó a comprender la importancia femenina en el desarrollo de la sociedad y la efímera condición humana. Acápite trascedente de su discurso es la explicación del porqué escogió la virtualidad como sostén audiovisual de la realización de su museo:
-Con las autoridades de la Facultad, concluimos que el modo más eficaz para llegar a miles de personas a través de un largo período e incluso con posibilidad de enriquecer documentos, filmes antiguos, video de programas cómicos, fotos, revistas, diarios, recortes, objetos corpóreos como disfraces, pelucas, trajes, sombreros, y un largo etcétera era llevando el material a la grabación y posterior reproducción audiovisual.
Ya lo saben los miles y miles admiradores del gran resucitado y revitalizado Coco Legrand.
