¿Es tan difícil ejercer justicia en un país donde reina la delincuencia?

Por los resultados que tenemos en la actualidad, pareciera que sí, pese a qué hay situaciones que de pronto resultan difíciles de comprender. Una persona con prontuario está libre y si es sorprendida en un nuevo delito, queda muchas veces con orden de arraigo, sin poder acercarse a las personas y el lugar de los hechos o con arresto domiciliario, que la mayoría no respeta. Así son las leyes vigentes, se afirma con insistencia, mientras el poder legislativo posterga el logro de reformarlas y nadie entiende por qué.

Hagamos un poco de historia sobre casos importantes al respecto. La mayoría de la ciudadanía no quedó conforme con la manera en que se resolvió el caso de Rodrigo Anfruns. La investigación se cerró y se abrió, se volvió a cerrar y finalmente todo quedó en nada. PPV lo asesino y punto final.

¿Cuánto tiempo se investigó lo del joven Jorge Matute en la Disco La Cucaracha de Talcahuano? Y al final nada. Es curioso que, en un lugar tan concurrido, NADIE VIO NADA. Ahora último, el caso de Tomasito en Arauco. Pasa el tiempo y nada.

¿Qué sucede? ¿Hay malos sabuesos? ¿Deficientes investigadores? ¿Muchas dificultades protocolares entre la Policía de Investigaciones y Carabineros? ¿La legislación actual no ayuda?

No lo sabemos, pero de lo que estamos seguros, es de que las cosas no pueden seguir igual. ¿Hasta cuándo mantenemos situaciones que al parecer favorecen más al delincuente que al inocente?

Dios quiera que este nuevo año nos traiga soluciones concretas a problemas que siguen existiendo y nadie enfrenta ni soluciona.

La justicia de hoy no satisface a la ciudadanía. Es bueno tenerlo presente y ejercer algunas reformas que no pueden seguir esperando.

Ojalá, alguien le ponga luego el cascabel al gato.

Alfredo Lamadrid B.