El partido entre U. de Chile y U. Católica fue suspendido a los 31 minutos del primer tiempo, porque un grupo de inadaptados, delincuentes encapuchados, usaron fuegos artificiales y posteriormente bengalas que lanzaron a la cancha, hiriendo al
cuarto árbitro, a un camarógrafo, a un periodista, a un carabinero y a otros civiles, lo que determinó la suspensión del encuentro, dejando a más de 20.000 personas sin clásico universitario. Aparte de la frustración de millones de televidentes.
El público se retiró del Estadio sorprendido y decepcionado, al constatar que la violencia nos supera en todo ámbito.
Seguir castigando al club organizador y continuar con medidas que – hasta ahora – no han resultado efectivas, lo que demuestra definitivamente que ese no es el camino. Al contrario, no han superado ni siquiera una parte del problema.
¿Qué ha hecho Estadio Seguro, aparte de que sus integrantes cobren su sueldo?. ¿Qué ha hecho la ANFP, que haya tenido algún resultado? ‘Y los clubes? ¿Van a seguir con más de lo mismo?
¿Hasta cuándo?
No olvidamos que el Ministerio del Deporte no ha dicho ni pío, menos el Ministerio de Justicia, de quién depende todo este aparátaje.
Un ESCÁNDALO, lo que sucedió en el Estadio de Concepción, que obliga a tomar medidas serias y desechar las aplicadas anteriormente, que no han servido para nada.
El Presidente de la República se ha hecho presente, a través de las redes sociales. Ojalá se intervenga esta actividad porque cómo está, no da para más.
Lamentable, pero real.
