Hacerse los Tontos

Hacerse los Tontos

Para estar en política hay que tener varias condiciones especiales, entre ellas, darse vuelta de carnero de sus ideas, de manera rápida y eficaz. Negar con decisión lo que antes se afirmaba con pasión. Ser figurón sin que se note. Prometer cosas que no se cumplen, saber buscarle la quinta pata al gato. Aparecer siempre de patriota, aunque algunas veces no se note mucho. Ofrecer ayuda y después olvidarse. Gozar de garantías en todos los ámbitos y muchas más que todos conocemos y que muchos no entendemos.

Sin embargo, hay una que ha aparecido últimamente con fuerza y vigor. “Hacerse los tontos”, es quizás la característica más fundamental de los que participan en política.

Un ejemplo. Ahora, estos genios de manejarse con cuidado y sin riesgos, han descubierto que bajando la tasa de mortalidad, que es de 100 años o más, se pueden subir las pensiones en más de un 20 por ciento. O sea, una indicación que lleva más de 30 años vigente ha sido descubierta por la clase política recién ahora. ¿Y por qué no antes? Porque antes se hicieron los tontos y engrupieron a la gente diciéndoles que cuál quiera modificación provocaría la caída del sistema y por ende la debacle nacional. Al final, todos les creímos y guardamos silencio, mientras los políticos se hacían los tontos.

Ahora, que la gente demanda mejoras con justicia y decisión, esta característica tendrá que desaparecer, aunque en la democracia se han hecho los tontos más de una vez.

La verdad, es que muchas más.

Alfredo Lamadrid B.

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