Paolo Salvatore, mi compadre y amigo. Pablo fue un gran amigo. Directo, sencillo, humano, solidario y muy entregado a la vida de sus seres queridos. Un tipazo, con quién cultive lentamente una sólida y sincera amistad. Tanto fue así que lo hice mi compadre, al solicitarle que fuese el padrino de mi hijo Benjamín.
Tuvo gran éxito en España, realizando interminables “Galas”, lo que le permitió formar un sólido capital, que repartió en propiedades y otros emprendimientos, que le hacían llevar una vida tranquila y placentera junto a su agraciada esposa, Pilar Oribe.
Todo estaba perfecto, hasta que apareció el maldito cáncer que destruyó todo. Su futuro, sus sueños y sus anhelos.
Lo acompañé continuamente en los cinco años que duró este maldito flagelo. Hasta que llegó el final y desapareció para siempre.
Felizmente, nos dejó su música y sus participaciones televisivas. Él también se confesó con “Humanamente Hablando”.
Lo invito y la invito a recordarlo.
Alfredo Lamadrid B.