Paseamos por el centro de Santiago y constatamos el deterioro en que se encuentra. Aparte de ello, la calle Ahumada es intransitable por la cantidad de puestos ambulantes que la ocupan. Para que hablar de la Plaza de Armas, que en la actualidad es un centro de prostitución y tráfico de drogas.
Mejor ni mencionar lo de Puente o Bandera y menos del Portal Fernández Concha, edificio histórico que hoy es un motel, que proporciona también sustancias prohibidas.
En el parque Forestal, asaltan a pleno día y en el Bustamante se cobijan menores que venden sexo a toda hora, especialmente de noche. Nos parece increíble lo que observamos, pero es la realidad de un mundo que ha cambiado violentamente y olvida un pasado reciente.
Para qué citar al barrio Meiggs o Estación Central, el Persa Bío Bío y de tantos otros lugares desprotegidos y que esperan con cansancio, una solución policial que no llega y que los encarcela muy temprano en sus propias casas.
¿Quién nos cambió el país? ¿Cuándo y a qué hora? ¿Quiénes quemaron el Metro, las iglesias, los hoteles y saquearon supermercados, bancos y locales comerciales, dejando a muchos sin trabajo?
Bueno, lo dejo hasta aquí, porque me voy a encarcelar en mi casa, mientras las mesas de trabajo discuten y discuten y los problemas que ocasiona la delincuencia, siguen intactos o sin solución concreta.
Ojalá, algún día volvamos a ser como antes y podamos salir de casa, sin miedo a no volver.