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La desconfianza: virtud de hoy, defecto de ayer

por | Oct 1, 2023

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En décadas pasadas, ser desconfiado constituía un defecto y hoy es una virtud, ya que no confiar en otros seres humanos evita ser engañado. La delincuencia se ha instalado de tal manera y con propuestas cada día más diversas e inesperadas, que ha llevado a las personas a poner todo en duda. A no confiar en nada ni en nadie. Curioso escenario que, sin duda, acrecienta el individualismo en su grado máximo.

En Internet han surgido las más variadas fórmulas para seducir a los usuarios. Se ofrecen oportunidades, que terminan siendo falsas y de esa manera se apropian de dineros que no les pertenecen, perjudicando a los que creen en la oferta que les proponen. Igualmente sucede con la casa propia o con los viajes que ofrecen sociedades de delincuentes, disfrazadas de empresas de turismo.

Y así, suma y sigue. Todo este escenario delictual, nos lleva inevitablemente a no confiar en nada ni en nadie y a vivir encerrados en nuestro propio mundo, que muchas veces se nos hace muy estrecho y limitado.

La desconfianza,  que alguna vez fue un defecto, se ha transformado mágicamente en una virtud, ya que evita el engaño, el robo y el ser víctimas de una delincuencia que está desatada y que hasta ahora, ha sido imposible controlar. Ojalá algún día se pueda.

Más desconfianza todavía

Nos hemos referido en los párrafos anteriores a la desconfianza en las personas. ¿Y las Instituciones? Tampoco están libres de este flagelo del modernismo. Empresas han pretendido financiar la política y así manejarla. Soquimich, Penta, la Ley de Pesca y otros casos dan cuenta de ello. Los parlamentarios eliminaron el tema, porque estaban involucrados “honorables” de todos los sectores. Los empresarios recibieron clases de ética, como sanción. Nadie informó si asistieron a todas las charlas y menos si aprobaron el curso. Todo para la risa.

En Carabineros hubo un fraude multimillonario y donde estaban comprometidos los altos mandos. Lo mismo en el Ejército. En ambas instituciones se malversaron dineros públicos y aún no se sabe en qué va a concluir el “Pacogate” y el “Milicogate”.

Para que hablar de la Iglesia Católica, donde altos personeros cometieron actos de acoso y de consumación sexual comprobada, poniendo en duda la fe de los creyentes y la seriedad del culto que profesan. Un pastor evangélico, construyó un envidiable patrimonio con dineros que no le pertenecían y que eran donados por los fieles.

Hay muchas situaciones más, como el de un ex director de Investigaciones que usó dineros fiscales, para su beneficio personal. ¿Y de los Alcaldes? Mejor no hablar. Son muchos los casos que han llevado a la ciudadanía a no creer en nada y en nadie.

A esta altura, ¿usted cree verdaderamente en algo y o en alguien?

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