¿Cuánto hay de ambición personal en esta nueva carrera presidencia? ¿Y de ambición partidaria o sectorial? Todavía no se exhibe nada que pueda sorprender y alegrar a la masa independiente, que es la mayoría.
Siempre nos damos vuelta en lo mismo y lo que es peor, con los mismos. Se descalifican unos a otros y se recuerdan errores cometidos en el pasado. Esto demuestra que todas las candidaturas padecen de una falta de imaginación que impresiona. Muchos se preguntan con ironía… ¿Cuántos votarían si no fuera obligatorio?
La falta de propuestas nuevas y la ausencia de proyectos que interesen verdaderamente a la ciudadanía, nos lleva inevitablemente al voto obligatorio, que de una u otra manera es una restricción a las libertades personales.
Ese es el panorama que se advierte ante esta nueva elección presidencial. Ambiciones personales y partidarias, algunos que prometen realizar lo que no se ha logrado y se ha ofrecido con insistencia.
Permaneces la ausencia de un programa que sorprenda e interese de verdad a la ciudadanía, ya que nadie le ofrece lo que la gente requiere y en definitiva siguen dándole con lo mismo.
Nadie se siente totalmente representado por nadie y eso hace que se obligue a los compatriotas a votar. Falta tiempo aún para la elección. Ojalá este panorama cambie y nos apasionemos con un programa y un candidato que nos represente de verdad y evite que nos resignemos a votar por el menos malo.
Dios quiera que así sea.