Los contenidos son generalmente mediocres
Se está tratando de revivir la farandulitis en la televisión. Pese a que el intento no ha sido muy exitoso, se mantiene en los hombros del talentoso futbolista Jorge Valdivia, la diputada Maite Orsini y la doña nadie Daniela Aránguiz. Un trío muy especial que ha hecho un escándalo de infidelidades y enfrentamientos, acompañados de equívocos y contradicciones que huelen a “tongo“.
Además, Raquel Argandoña, que pensamos que está por jubilar, logra desvincular a Daniela Campos de un canal, por presuntos problemas que no ha provocado Daniela, sino que un varón compañero de Farandulandia.
Ya va terminando, felizmente, el affaire de Camila con Kaminsky y que dejó a Carlita, su amada, por la mentada Camila. Rápidamente la Carlita ya estrenó a un nuevo galán. Ni tonta si hay rey muerto, rey puesto.
También, de repente cuando no hay tema, se recurre a la retro farándula, que es volver a recordar situaciones faranduleras que marcaron la historia de este esquema.
Todas repetidas muchas veces y que la teleaudiencia las conoce de memoria.
Los contenidos de esta forma de periodismo generalmente son mediocres, se le da importancia a lo que no la tiene y convierte en figura, a quienes no lo merecen.
Ahora, los panelistas no son de lo mejor tampoco. Bastaría observar la farándula argentina para entender cómo debe funcionar un programa de este tipo.
La televisión, enredada en su propio ego, no nos deja ver otras expresiones audiovisuales que nos permitan trepar por nuevos caminos y nuevos espacios para los televidentes.
Más de lo mismo, es una afirmación que se impone en todas las áreas de la ciudad y que no nos lleva a mucho. Para ser más preciso, no nos conduce a nada.
Hoy ni los sentimientos son perdurables.
