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La Frivolidad

La Frivolidad

Tengo la sensación de que es -hasta ahora- una de las características del siglo XXI. Está en todas partes, incluso en lugares y situaciones que nunca hubiésemos esperado. No sé por dónde empezó, pero hoy es una realidad mediocre y provocativa que a los más viejos nos cuesta aceptar. Pareciera que todo, hasta los problemas más graves del país, se frivolizan rápidamente. La profundidad del análisis no existe y si alguien la utiliza, al poco tiempo es tratado de intenso o latero. Todo tema se cubre velozmente de un suave aroma de superficialidad que con rapidez pasa al olvido.

En décadas ya idas la cosa era distinta. Lo exteriorizante era descartado inmediatamente en conversaciones o análisis de situaciones serias. Hoy no es así porque tiene demasiada importancia el verse joven, tener buena facha, vestirse bien con ropas caras y de marcas internacionales, tener un auto moderno y fachoso, un lenguaje especial plagado de palabras en inglés, demostrar que se es exitoso, hablar de viajes al exterior y de grandezas y ojalá ser divertido o divertida. Lo demás, es poco lo que vale, ya que los diálogos necesarios son interrumpidos por un chiste (en eso la TV es especialista), igual que los análisis serios, que se detienen por una anécdota que no tiene ninguna relación. Los estudios y la preparación poco valen porque si la exhibes, pronto te la frivolizan con un humor discutible.

En este mundo actual, plagado de modernismos y situaciones del todo superficiales, se nos coló una frivolidad que nos ahoga y que nos va costar mucho eliminar.

¿Seremos capaces alguna vez?

No tengo respuesta porque generalmente la frivolidad es una enfermedad incurable …y contagiosa.

Alfredo Lamadrid B.

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