Margot Robbie era una estrella pero con la película superó todas las metas
Nacida en Australia, Margot nunca la tuvo fácil. Su padre abandonó a la familia cuando ella era pequeña lo que obligó a su madre enfrentar la situación para alimentar a sus cuatro hijos. De allí que la futura actriz a los 16 años tuviera tres trabajos simultáneos: camarera, empleada doméstica y cajera y así contribuir al mantenimiento de su hogar.
Desde su infancia mostró una gran hiperactividad, lo que llevó al diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) a los 6 años. Canalizó su exceso de energía a través del amor por la actuación. Se formó en el Somerset College en Mudgeeraba y después de graduarse, a los 17 años, se mudó a Melbourne en busca precisamente de oportunidades en el mundo interpretativo.
Tuvo breves apariciones en series antes de que le llegara la oportunidad de interpretar a Donna Freedman en el serial televisivo Neigbours. Originalmente contratada para un solo episodio, su actuación impresionó tanto a los productores que la ascendieron para formar parte del elenco principal. Al final participó en 311 episodios a lo largo de cuatro años.
Gracias al éxito alcanzado en su país, decidió mudarse a Estados Unidos para intentar triunfar en el cine. Tras diversas apariciones en TV y cine, fue escalando hasta conseguir el rol de Naomi Lapaglia, esposa del personaje de Leonardo DiCaprio en “El lobo de Wall Street”, dirigida por Martín Scorsese. El guión definía a su personaje como “la rubia más explosiva del mundo”, por lo que se entiende de sobra su elección.
“No me sentí nada cómoda durante el rodaje, porque abundaban las escenas con drogas y sexo”, recordó la actriz. “En mitad de la filmación llegué a decirle a mi madre que no podía seguir adelante. Me respondió que era demasiado tarde para dejarlo, así que comprendí que únicamente tenía la opción de continuar”. Por su interpretación obtuvo nominaciones a los BAFTA y los premios de cine de MTV.
La primera nominación al Oscar le llegaría por dar vida a la patinadora Tonya Harding, cuya pareja causó una enorme controversia cuando tuvo la idea de lesionar a su principal rival, en “Yo, Tonya”.
Tras una larga serie de películas, no todas de gran repercusión, llegaría el momento cúlmine con “Barbie”, catalogado por muchos críticos como uno de los fenómenos de los últimos años: superó los 1.300 millones de dólares en taquilla, en una época en la que el público ha dejado de ir al cine.
“Barbie” provocó debates sobre la representación de la mujer en los medios, y cómo los íconos de la cultura pop pueden influir en la percepción de uno mismo y en la sociedad. También se convirtió en un punto de referencia para el diálogo sobre el empoderamiento femenino. y la deconstrucción de los estereotipos.
En el mundo del cine, causó un enorme revuelo que no la nominaran al Oscar como actriz protagonista, aunque lo estaba como productora, ya que optaba al título de mejor película.
“De pequeña no jugaba con estas muñecas. Después nuestra compañía, LuckyChap se involucró en el desarrollo del film, a nivel de producción, junto a Warner, pero ni me había planteado interpretar yo misma a la protagonista hasta que llevábamos mucho tiempo preparando la cinta. Después, cuando le contaba a la gente cuál era mi papel, me respondían: ¿qué vas a hacer qué?”, recordó en una entrevista.
Sin duda que Margot Robbie será recordada por años como la rubia muñeca que interpretó en el cine.