Lo hemos dicho y lo hemos reiterado continuamente: vivimos un tiempo de inseguridad absoluta y los ciudadanos sienten temor, ya que se desenvuelven en un territorio que no les ofrece ni la más mínima seguridad.
Así es difícil producir, trabajar, desplazarse por la ciudad. Sin duda, es difícil todo. La droga se impone y a la gente se le dispara y se la reduce sin control.
Se me va a decir que la autoridad está probando nuevas fórmulas e interviniendo barrios peligrosos y yo voy a contestar que es cierto, pero voy a agregar que no es suficiente y que las personas continúan sintiéndose desamparadas y se encierran en sus casas, mientras los delincuentes se toman calles, barrios y espacios públicos, sin que nadie se los impida.
Los políticos siguen desconectados de la realidad y dedican su tiempo a aprobar un día feriado donde no corresponde, que dedicarse a enfrentar decididamente la delincuencia. Todos hablan, pero nadie hace mucho. O lo que se hace, no alcanza. Seguimos asustados y así todo se hace más difícil.
Las víctimas no son reparadas como se debiera y los delincuentes salen de las cárceles rápidamente, salvo uno que otro, que es condenado y permanece entre rejas.
La seguridad de los ciudadanos no puede esperar más. ¿Hasta cuándo? Pónganse las pilas de una vez por todas. Así no se puede vivir. ¿No lo entienden o no son capaces?