Es increíble como han subido de precio todas las cosas. La luz, el gas, los arriendos, los alimentos, los remedios, la bencina, el transporte… y para qué seguir. Todo, menos los sueldos. El diario vivir convierte a las dueñas de casa en poseedoras de actos de magia, para poder enfrentar cada día.
Lo que decimos es lo que sentimos y lo que muchas personas deben enfrentar cada mes. El Gobierno es cierto que da bonos para ayudar a los más débiles, pero hace ya bastante tiempo que se ha olvidado de la clase media.
Hay parlamentarios que están hablando de un nuevo retiro de los fondos de pensiones, aunque ya hay varios que han sacado todo lo que tenían.
¿No es posible buscar una forma de ayudar a la gente en general, sin provocar daño al país? Parece ingenua la proposición y seguramente lo es. No somos expertos en la materia ni mucho menos, pero sentimos que la ciudadanía no se merece lo que está viviendo.
Las personas comunes y corrientes se sienten ahogadas en la actualidad y no tienen la culpa de lo que les sucede, porque
trabajan con ahínco y lo que ganan no les alcanza. Tampoco son responsables de los gobiernos incapaces, de las promesas no cumplidas, del golpe de Estado, del fracaso de la política y de tantas situaciones erráticas que hemos vivido.
Los culpables son otros y usted los conoce.