“SEÑOR PRESIDENTE”
“¡Qué buena la canción Señor Presidente!”, de Luis Aguilé, que presentó nuestro canal YouTube el martes recién pasado y que quedó en nuestro archivo y la gente la puede ver cuando quiera, dice la señora Lela entusiasmada.
“No sé de qué estás hablando”, le contesta la prima desconcertada.
“Mira y escucha bien. Hay una canción que se llama “Señor Presidente”, creada por el cantautor Luis Aguilé, hace más de 10 años y que se ha puesto de moda ahora último y que le pega con todo a los malos Presidentes, le agrega la señora Lela.
“La voy a escuchar ahora mismo “, replica la prima y sale corriendo.
LOS FESTIVALES
“Llama la atención como en momentos difíciles de la economía, cómo los que estamos viviendo, las Municipalidades gasten millonarios presupuestos en Festivales de la Canción“, dice la señora Lela. “Bueno, también hay que divertirse“, le acota la prima.
“Si, pero para todo hay que ver la oportunidad y el momento. En este periodo hay que esforzarse y trabajar y las Municipalidades deben ayudar a la gran cantidad de chilenos que están complicados económicamente. Ya vendrá el tiempo de la diversión y el desahogo“, le insiste la señora Lela.
“Lo que pasa es que tú eres una amargada“, le replica la prima y la señora Lela suelta una carcajada y remata: “Claro, si los tiempos que vivimos son para celebrar y hacer fiestas todo los días”. Se va y pega un portazo.
NO HAY CRECIMIENTO
“No hay duda que el futuro se ve oscuro. Chile y Haití, no van a crecer nada este año que estamos empezando“, dice la señora Lela, algo ofuscada. “¿Y no hay otra forma de recuperarse económicamente?, le increpa la prima. “Bueno, claro que hay, pero nosotros usamos la más penca: subir los impuestos”. ¿Por qué la más penca? pregunta la prima. “Porque los países debieran vivir de su producción y no de los impuestos”. “Entonces, no habría impuestos”, interrumpe la prima. “No creo que no habría, pero serían menos y más pequeños“. La prima le agrega: “Ese país no existe. Podría ser el país de Nunca Jamás, de Peter Pan“.
La señora la mira contemplativamente y le señala: “Los seres humanos echaron a perder el mundo, con sus ambiciones, miserias, pequeñeces y ansias de poder”. La prima le dice: “¿Crees tú? Y la pregunta queda flotando en el aire.