Un problema “morrocotudo”, como decía un conocido periodista deportivo. La vivienda ha sido una situación compleja desde hace algunas décadas y que en la actualidad ha aumentado considerablemente, debido a la entrada de extranjeros, que ya se calcula en más de un millón y medio de personas.
¿Qué hacer ante este difícil panorama? ¿Quién resuelve este dilema?
Las tomas de terrenos en Viña del Mar son múltiples y uno mira con impotencia la controvertida gestión económica que llevó a cabo la Alcaldesa y que todavía no tiene resolución judicial, pero más allá de los casos particulares, que son muchos, ¿quién debe solucionar el problema? ¿El Estado o los dueños de los terrenos tomados? La respuesta es obvia, porque no se puede vulnerar el derecho a la propiedad privada. Quién es dueño de un territorio, tiene derecho a hacer con él lo que estime conveniente y no es de su competencia solucionar el problema de la vivienda del país.
Después de esta afirmación indispensable, salta la otra pregunta: ¿qué se hace con las personas que han instalado sus casas en terrenos que no les corresponden y donde han invertido sus escasos ahorros?
Este es un problema de Estado y es este el que debe corregirlo aunque va a existir el eterno problema del dinero. Ante esta valla muchas veces insalvable, uno piensa que si no hubiera habido tanta corrupción en los altos mandos de Carabineros, del Ejército, en el ex Director de la PDI, en innumerables Municipalidades y en muchas otras situaciones que usted conoce, es posible que tuviéramos fondos económicos para iniciar un masivo y efectivo plan de viviendas y no los fallidos subsidios que existen hoy, y de los cuales la mayoría ciudadana se queja.
Hay que tener cuidado, porque hay veces que resulta peor el remedio que la enfermedad.