Los robos se multiplican y la violencia se impone
Durante el año, se echaban de menos las vacaciones, porque simbolizaban el descanso, la tranquilidad y el relajo.
Eso, en los últimos años ha cambiado abruptamente, debido a que ahora las bandas de delincuentes hacen de las suyas en los lugares de descanso.
Los robos se multiplican y la violencia se impone. Las playas están invadidas por vendedores ambulantes con y sin permiso, que comercian licor (lo cual está prohibido) y todo lo que se les ocurre, hasta marihuana. Tampoco se permite fumar y muchos lo hacen
sin tapujos. En pocas palabras, el desorden es total y la falta de carabineros es notoria. No es posible obviarlo.
El alcohol exagera los estados de ánimo y las peleas o los insultos se hacen presente. Entonces, la playa se transforma un sitio desagradable y hostil.
Los estacionamientos son otro tema. La mayoría son de alto costo y no reportan mucha seguridad, ya que si le roban algo, nadie responde.
Esa playa soñada, donde alternábamos sanamente o jugábamos con las paletas, es solo un recuerdo, igual que la romántica puesta de sol.
Un pasado que no volverá.
