Leo Caprile, en primera persona cuenta los motivos.
Un largo y exitoso camino de 40 años es el que recorrió el animador de televisión y locutor de radio Leo Caprile en los medios de comunicación hasta llegar a su actual refugio en un condominio ubicado en las cercanías de Curacaví, a poco más de media hora de Santiago.
Su paso por programas icónicos como “Sábados Gigantes” con Don Francisco, “Cuánto vale el show” en el actual Chilevisión, hasta sus entrevistas en “La Vega”, lo llevaron a ser catalogado de súper estrella. Hoy todo eso quedó atrás. Su vida actual está dedicada a gestionar un centro de eventos en su parcela. En una palabra, se reinventó.
¿Por qué dejar los medios y girar tu vida en 180 grados?
Fue un poco por las circunstancias…aunque si había en mí un escondido anhelo. Yo pensaba jubilarme de la televisión a los 50 años, pero no para no hacer nada más, como mucha gente puede pensar, sino para hacer lo que a uno le gusta. Cuando salgo de Chilevisión el 2012, no quería seguir en los matinales, estaba agotado. No físicamente sino porque era una pelea muy dura; un día sacabas 6 puntos de sintonía y te hacían un monumento y al otro día sacabas 3 y eras un bastardo. Además tenía un ofrecimiento de pega en radio que me gustaba mucho; la radio es más libre, si te equivocas un día pides disculpas al otro y se sigue adelante. Y pasé así casi 10 años en radio Corazón.
¿En ese momento te reinventaste?
No, pensé en independizarme, no en reinventarme. Surgieron algunas cosas, pusimos una radio OnLine que no resultó. Comencé a trabajar en la tele cuando el proyecto me gustaba. Hice un programa en La Red, hice “La Vega” en TVN, que incluso ahora lo repiten en youtube con mucho éxito. Otro con la Consuelo Saavedra. Y llegaron los programas de cocina, que es lo que me fascina.
Entonces ya tenía montado aquí en la parcela espacios para recibir gente, como camarines, baños, terrazas y otras cosas. Me di cuenta que mis amigos me pedían el lugar para celebrar sus cumpleaños, para una reunión de trabajo con almuerzo y piscina. Uno de esos eventos me lo pagaron, mejor dicho cobré, y me la pude con atender a 70 personas. Y así partió todo, porque cada vez que hay un evento me chorrean dos. Los atendemos bien, comen rico, lo pasan bien, el lugar es cómodo, queda cerca de Santiago, hay sombra, hay parque, hay seguridad, resguardo para los niños. Mucha gente arrienda parcelas que son un peladero y ésta es todo lo contrario.
¿Qué haces para dejar contentas a tus visitas?
Hay dos cosas. Antes de todo el producto debe ser de primera, la carne tiene que ser premium, el vino de calidad, la cerveza tiene que estar helada. Es decir lo que tú espera como invitado. Y hay que agregarle un plus: los atiende el gallo de la tele –que soy yo- que sale con un delantal de parrillero a recibiste, con los cuchillos de cocina en la mano y que el mismo prepara todo, claro que con equipo de apoyo. Yo saco las empanadas del horno de barro y se las paso en la mano y sirvo el vino. Entonces tú eres su servidor en ese momento y ahí viene la reinvención total. Porque como animador yo siempre fui un anfitrión, es lo mismo pero ahora es una cosa más física, atendiendo, pasando un choripán, el pan amasado, repartiendo la ensalada, cortando la carne, me saco fotos con ellos, mucha selfie; juego a la pelota con ellos, me meto a la piscina. En definitiva es una experiencia distinta y eso es lo que ha llamado la atención y por supuesto la calidad de lo que servimos.
¿Cómo lograste mejorar el entorno?
Me vino la cosa ecológica y sustentable. Me metí en las fosas desengrasantes, electricidad con paneles fotovoltaicos, agua propia de pozo, cuidamos el medio ambiente, prácticamente todo es orgánico, salvo la carne. No compro nada en el supermercado, nos abastecemos con los chacareros de la zona; aquí la zanahoria viene con tierra, la lechuga viene con tierra, nada es envasado, tratamos de tener vino orgánico, tal vez lo único industrial es la mayonesa. Hasta lo platos son de greda, los cubiertos de madera y acero. Aquí no vas a ver un plástico. No hay ningún cable colgando, nada que contamine. Ahora estamos viendo una planta de tratamiento de aguas grises para ocuparlas en el regadío. Todo gira en torno a las cosas naturales, por ejemplo la construcción que estamos haciendo, un recinto para una gran parrilla, es tecnología sustentable de madera, barro y paja.
Aplicamos el concepto de ser amable con el medio ambiente y que en definitiva es con uno mismo también. Fue el gran descubrimiento que hice: cuando estoy aquí me siento mejor, me río más que cuando voy a Santiago. Vengo más contento.
¿Volverías a los medios de comunicación?
Habría que encontrar una manera amable. Tuve la experiencia de hacer radio desde aquí mismo. Televisión en la medida que el proyecto vaya con esta nueva filosofía de vida y que me permita estar más acá que en la tele. Ya pasó esa época para mí…ya no.