Una historia que vale la pena conocer
Justo en estos días se cumplen seis décadas y media del nacimiento del Canal 9 de la U de Chile que hoy, como Chilevisión, emite por TV Abierta. Inaugurado por el entonces rector Juan Gómez Millas, actualmente, además, mantiene su nombre original en versión Internet. Si en su debut lució orgulloso trasmitiendo desde un modesto estudio de 6 x 7 m2 desde la Escuela de Ingeniería situada en avenida Blanco Encalada con Beauchef, ahora, en manos del empresariado internacional, resplandece en amplias y modernas instalaciones ubicadas en espacios que otrora albergaran a la gran industria textil, Machasa, de la familia Yarur.
Bienvenido el progreso tecnológico pero, ¿en 65 años, cómo pudieron cambiar tanto sus contenidos programáticos?
Respondiendo tal interrogante es que, en una próxima tarde, deberé sentarme a conversar con un egresado de la carrera de Literatura de la UC. Prepara su memoria de título y su preocupación puntual es investigar cómo fue la cultura audiovisual de los años 60. ¡Por cierto que también entrevistará a otros vejestorios! Mientras llega el momento del diálogo, rescato cuatro sucesos y nombres del pasado televisivo azul que, pienso, le podrían servir:
-De la treintena de jóvenes seleccionados por Raúl Aicardi para acompañarlo mientras la estación funcionó en Ingeniería -fueron aproximados veinte meses- casi todos caminan entre nubes haciendo programas de TV para San Pedro. Por su parte, su creador hace más de un lustro escogió Colorado, Estados Unidos, para emprender el vuelo. De los connotados, Patricio Bañados compró pasaje hace un par de años y Adriana Borghero, la voz oficial, eligió Venezuela para su adiós terrenal. Entre los sobrevivientes, con el perdón de los olvidados, cito a Fernando Reyes Matta, Ronny Lomboy, Enrique Mella, Manuel Bonilla, Diana Sanz (en la fotografía de esta crónica, actriz y la primera animadora), y Rosario Meave,
-Abril de 1963. C-9 deja de emitir desde la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. Influyen divergencias en rectoría. Su último programa constituye un acontecimiento político y audiovisual. Joao Goulart, presidente brasilero, visita el país y Jorge Alessandri ofrece una cena en su honor. Por primera vez las cámaras entran a los comedores de La Moneda. Me encargan la trasmisión del evento con la advertencia de no llamar la atención con las cámaras. Las escondo detrás de las pesadas cortinas. En un balconcito superior, Roberto Inglez toca el piano mientras los diplomáticos animadamente charlan, comen y beben. Al cabo de esa trasmisión, la estación cesó sus programas y ya no volvería a reaparecer hasta fines de diciembre desde los estudios de Chile Films en avenida Colón.
-Desde la noche del debut el C-9 cumplió con los objetivos culturales y educativos propuestos. Para ello contó con la cooperación de sus distintas sedes artísticas. Así es como el Instituto de Extensión Musical se hacía presente cada semana por intermedio de su Relacionador Público, Daniel Quiroga; la Escuela de Teatro mostraba obras y talentosos estudiantes que darían que hablar: Peggy Cordero, María Eugenia Cavíeres, Patricia Larraguibel, Mimi Sills, Norma Lomboy, Pablo de la Barra, director, que ha sido encargado cultural en últimos gobiernos venezolanos. La presencia escénica profesional universitaria también estuvo presente con Jorge Álvarez que en su adaptación del Hamlet convocó a Carmen Bunster, Enrique Heine, Aníbal Reyna. Igualmente cabe mencionar a Esperanza Silva que siendo bebé debutó en brazos de sus padres en Mi familia y yo, creada por Sergio Silva, su famoso progenitor.
-TV Educativa. Materia inédita en la actual pantalla destinada a explotar barata entretención. La profesora Viola Soto, que venía llegando de la Telescuola de la Radio y TV italiana, fue su directora, dándose el lujo en 1962 de llegar a las aulas de media docena de emblemáticos liceos capitalinos. Todas las mañanas, respetando planes de estudio, se emitían teleclases de biología, química, historia, idiomas. Notable despliegue en años de una televisión de escasos recursos y muchos ideales y romanticismo.
Ojalá que estos ejemplos sirvan al inquieto investigador egresado de la Pontificia UC.
