Hora de preguntarse ¿por qué se produjo este fenómeno audiovisual amistoso y coloquial con lo añejo y cuál es su aporte?
-¿Viste anoche a Los Quincheros cantando en Lunes Gala de 1978, animado por Santis en el 13?
-¡Qué grande era Nelly Sanders interpretando bossa nova en Sábados Gigantes de 1984!
-¡Quién iba a pensar que el seriote actor Miguel Ángel Bravo fue energético conductor de espacios juveniles en los 80!
-¡Cada vez me convenzo más de lo completo que era Fernando Alarcón haciendo el ‘92 su Show de Pepito TV!
-¡Si hasta han captado avisos infomerciales internacionales del presente para dolores y estreñimiento!
Son algunas de las variadas exclamaciones que le he escuchado últimamente a un grupo de amigos que nos juntamos en la plaza Uruguay de Providencia, aledaña a avenida El Bosque, a ganarle tiempo al tiempo. Todos jubilados o requetejubilados. Por cierto hablamos de diferentes temas: una librería que facilita textos nos pone al día con la materia: Ucrania, Gaza, la silenciosa invasión china en Latinoamérica sin disparar un tiro, es recurrente; la política local no está ausente; menos el deporte; el Presidente Gabriel Boric es pan de cada día, pero el asunto que no falla son los programas de RECTV, la señal otrora de la UC es infaltable.
Hora de preguntarse ¿por qué se produjo este fenómeno audiovisual amistoso y coloquial con lo añejo y cuál es su aporte?
En mi caso lo primero que hago es homenajear a Alfredo Lamadrid. En las últimas décadas, nadie como él insistió en la necesidad de crear una señal destinada a identificarse con los intereses de las personas mayores. Incansable en este aspecto, demostración palmaria fueron las temporadas que mantuvo en el aire su programa dominical en La Red, la producción de la revista Cada Día Mejor con Holanda Producciones y su actual traslado a las modernas plataformas. En el fondo, RECTV, con buen olfato, reconoció y recogió el palpitar de un sentimiento siempre latente en la mente de nuestro talentoso director. ¡Chapeau para el señor!
La cuestión: boyante presencia de RECTV en la pantalla chilena, a lo mejor podría ser estudio de sociólogos o geriatras. Imposible negar el envejecimiento de la población y el aumento de las expectativas de vida. También podría deberse a un agotamiento ante la exposición de tanto crimen, corrupción en los noticiarios, más los interminables formatos gastronómicos y realities. Hay cansancio. Queda planteado.
Mientras tanto me atreveré a señalar ciertos aspectos positivos. Creo que ha contribuido a un reencuentro generacional. No son únicamente los grandes o viejos que ven sus espacios; a muchos jóvenes escucho exclamar ¡Puchas que era distinta la Andrea Tessa! o ¡Juanito La Rivera nació riéndose! Observar sus magníficos estelares de conversaciones es dejar correr la envidia y comparar: ¿volveremos a tener a Anthony Quinn o Sophia Loren? ¿Es posible el rescate de la creatividad, osadía, para inventar musicales con numerosas orquestas y grupos coreográficos estables? No se trata de que todo tiempo pasado fue mejor, pero se debe reconocer que el estilo de animación de César Antonio Santis era de exportación. Por razones de espacio, detengo la enumeración. Sólo admito que RECTV ha servido para traer a la memoria una parte de lo mejor de nuestra televisión. Agradecido.