Nunca pensé al emitir el primer matinal de la televisión chilena, que este horario iba a tener la importancia que hoy posee.
Al asumir el cargo de gerente de producción y programación del Canal 9 de la Universidad de Chile, advertí que pelear la sintonía con TVN y Canal 13 era una tarea casi imposible. Ellos contaban con los más conocidos profesionales de la pantalla, una programación envasada (series y películas extranjeras) de primer nivel, un hábito televisivo que los favorecía y con móviles para transmitir desde cualquier lugar.
Más encima, el primer rating que recibí nos ubicaba en el cuarto lugar, ya que el canal 5 de Valparaíso había logrado superarnos con algunos aciertos como “Cine Triple Acción”. Con todo esto, el panorama era desolador. Sin embargo, no hay peor lucha que la que no se da y me convencí que para obtener seguidores era indispensable transmitir en horarios en que los otros canales no lo hicieran.
Así nació “Teleonce al Despertar”, que se emitió de lunes a sábado de 8 a 12 AM. Después integramos a esta estrategia “525 Líneas”, los días domingo y obtuvimos los resultados esperados. Creo que al transmitir sin competencia (no había cable y en la pantalla solo aparecían los canales chilenos), el canal de la “U” comenzó a ocupar el lugar que siempre debió tener.
Cuando anunciamos la programación matinal, muchos pensaron que era una locura y que esto iba a constituir un fracaso. Felizmente “el fracaso” se mantiene hasta hoy y con mucho éxito.
