No se requiere ir al archivo para descubrir que el canal La Red, que hoy vive horas de incertidumbre, nació bajo signo infortunado.
Lo marcó su alumbramiento en días de zozobra. Jornadas tensas para la agonizante dictadura. Pinochet hacía maletas. En astuta jugada colocó espinas al tapiz comunicacional concertacionista, presto a gobernar. Con el ¡Adiós! entre sus cuidados bigotes sonrientes, autorizó la TV Comercial: el 12 de octubre de 1990 entregó la señal 9, Megavisión, al empresario Ricardo Claro; seis meses después la frecuencia 4 al libanés José Daire. Fugaz presencia del distribuidor fílmico en La Red. Antes que cantara el gallo, la estación cayó en manos del ideólogo fascista Sergio Melnick.
Creo que aquella jugada política marcó su destino inestable y de pobre sintonía. Creció en la desconfianza de la nueva ciudadanía. En sus treinta y dos años nunca su programación sedujo a la teleplatea. Ha pasado por distintas administraciones -hasta La Tercera se aventuró- y siempre los guarismos fueron paupérrimos.
Hace unas temporadas la aparición de un arcángel en su horizonte, esperanzó al personal de producción y técnico. La fama del potentado audiovisual internacional Ángel González, los entusiasmó. De origen guatemalteco, dueño de editoriales y del conglomerado televisivo Albavisión (Alba, por su esposa) con presencia audiovisual en ¡12 países!, entre ellos Bolivia, México, El Salvador, Paraguay, Perú, imposible desconfiar. En Chile, desde el 2010, Juan Manuel Larraín y Javier Urrutia dirigieron su Red audiovisual. En mayo del 2020 asumió Víctor Gutiérrez.
Capricho del Destino. Cuando la estación en manos del avezado periodista de espectáculos gozaba de mayor popularidad, emerge la noticia del descalabro financiero y estalla la huelga del personal. Situación casi inédita en los sesenta años de la TV chilena. Y surgen las interrogantes que más parecen misterios:
¿González autorizó a Gutiérrez para que transformara La Red en canal oficial del gobierno de Gabriel Boric? ¿Mónica González y Alejandra Matus son ideológicamente simpáticas al millonario empresario? ¿De buen agrado Eduardo Fuentes se “travestió” en animador izquierdista? A cambio de apoyo, ¿La Moneda prometió entregar cuotas publicitarias de organismos públicos? De ser así, ¿por qué permitió su escandalosa caída? En el supuesto trato, ¿se aseguró a González seguir violando la Ley de TV al usufructuar de dos señales?, ya que Telecanal también le pertenece. ¿Qué interés mueve a don Ángel a sostener en Chile una estación desfinanciada y que jamás captó audiencias? ¿Empresarios derechistas adquirirán la señal con miras al 2026? En medio de tamaña perplejidad, lo único evidente es que ni James Bond -trasmiten su saga en vez de Mentiras Verdaderas- reflotará su sintonía.