No hay duda que en la actualidad se han incorporado a nuestro lenguaje, nuevas palabras y algunos términos que ya nos son familiares. El “Portonazo”, el “Abordazo”, el “Lanzazo” y muchas otras que ya nos resultan cotidianas.
Entre ellas está, el “Narco Funeral”. Este último, es un entierro que tiene -entre otras cosas- despliegue de fuegos artificiales, los mismos que están prohibidos en nuestro país, y una caravana de acompañantes. Es un funeral desafiante, agresivo y donde se reúnen los narco traficantes que operan en nuestro territorio. Por lo menos, algunos de ellos.
La inquietud de los vecinos por los destrozos que se han provocado en anteriores situaciones de este tipo, ha llevado a las autoridades a realizar un desproporcionado despliegue de policías, que indiscutiblemente lleva a descuidar otras zonas, donde también reina el peligro y la droga es el pan de cada día.
En el último narco funeral, hubo daños menores y cinco detenidos. ¿Se justifica haber enviado un centenar de carabineros, carros lanzaguas y lanzagases, además de otros móviles?
No podemos negar que el tema es complicado, pero ¿es necesario otorgar ese nivel de recursos para una situación como la señalada? ¿Hubo una exageración al respecto? No lo sabemos, pero es un hecho que hay que revisar.
¿Qué es primero, el huevo o la gallina?