Las boites fueron desapareciendo como por arte de magia. Las superaron los cafés con piernas y otras delicias del modernismo.
Quedaron enredadas en el calendario de aquellos años. Hoy son un recuerdo el Tap Room, el Mon Bijou, el Bodegón el Night and Day, el Zeppelin, el Royal, la Taberna Capri y algunas otras que la memoria no retiene.
En estos lugares nocturnos había dos shows, donde se lucían hermosas vedettes, cantantes, bailarinas, magos, humoristas y todo lo que integra el rubro artístico. Ahí se vivieron intensas veladas de amor y de locura que resultaron inolvidables. La Wendy, la Taty Segura, la Manon Duncan, la Pitica Ubilla, la Elizabeth Wagner y también las argentinas Elena Barrionuevo, Pochi Grey, Ethel Rojo, Gladys Lorenz, Enery y tantas más que se lucían en el escenario y fuera de él.
Eran otros tiempos, ya que las boites estaban en el centro de Santiago y uno iba a ellas de traje y corbata.
Cuando vino el toque de queda, en 1973, empezaron a desaparecer estos negocios y en la actualidad no existen, solo nos queda su evocación y no olvidamos su aporte a la bohemia capitalina.
Todo ese mundo nocturno ya no existe. Solo es parte de un pasado que añoramos con tristeza, pero el que no podemos revivir.
Todo cambió… y nosotros también.
