Desaparecieron los lugares en los que se respiraba chilenidad.
Nos preguntamos continuamente, al salir a divertirnos. Es una realidad que no existen -como antes- lugares donde podamos escuchar nuestra música, donde se baile la cueca y se entone una tonada bien chilena, además de deleitarnos con nuestra comida típica.
¿Qué pasó? ¿Se terminó nuestra chilenidad? ¿O resulta que no es un buen negocio?
No sabemos cuál es la razón por la que se acabaron este tipo de locales, que en décadas pasadas fueron tan concurridos y tan alabados. Se acuerda de “El Pollo Dorado”, ubicado en pleno centro de la capital y donde el desfile de artistas folclóricos era interminable y los bailes de grupos chilenos no paraba. O “El Alero de los De Ramón”,(en la foto inferior) en la parte alta de la ciudad y donde se recreaban las canciones de nuestro Chile querido con elegancia y distinción.
Había otros lugares en que se respiraba ese aire de chilenidad tan necesario y que también han dejado de funcionar. Hasta antes de la pandemia, todavía se mantenía “Los Adobes de Argomedo”, pero parece que ya no continúa.
En definitiva, en nuestra capital no quedan lugares donde podamos sentirnos más patriotas y bailarnos una cueca bien chilena cualquier día del año y no solo para el “18” en una fonda que solo dura unos días.
La globalización nos ahoga y nos quita nuestra identidad. Ojalá la recobremos.