El triunfo de Manuel Pellegrini no es sólo en el fútbol internacional, sino también en la vida. Rechazó una oferta de Arabia Saudita, que triplicaba su sueldo. O sea, le pagaban tres veces más de lo que hoy recibe y dijo que no, que se quedaba en el Betis de España, club con el que renovó su contrato por tres años más. A más de alguien le pareció insólita su decisión, sobre todo en los tiempos que vivimos, donde el dinero pareciera ser que es todo y ni siquiera importa cómo conseguirlo.
Sin embargo, nos da placer constatar que aún hay personas triunfadoras que son capaces de rechazar dinero por su actividad y priorizar otros valores, que la gran mayoría de la gente posterga por el vil billete.
Más de alguno dice que ya ha ganado mucho y nosotros pensamos que conocemos personas que tienen mucho más dinero que Pellegrini y siempre quieren más y más y más. Parecen insaciables.
Todavía en este mundo que privilegia la riqueza, quedan personas con valores y principios que resultan inquebrantables y que ellos respetan por sobre sus intereses personales
Manuel Pellegrini, un ganador en el deporte y en la vida. Todo esto, representa el triunfo de la sobriedad sobre la ambición desmedida, de la modestia con la prepotencia que da el capital, de la simplicidad humana contra el poder omnipotente.
Es el triunfo de un mundo que desaparece, con uno que emerge.
En definitiva, es el triunfo de la verdad de algunos contra la mentira de otros. Y lo demás, es puro cuento.