Da la impresión que en este país a nadie le corresponde nada. Si a alguien le toman la vivienda o un terreno y se instalan allí, construyendo casa para vivir o de veraneo y el territorio es fiscal, el Ministerio de Bienes Nacionales actúa y destruye lo que sea necesario para restablecer el orden y limpiar el lugar.
Si es de una persona o familia, la cosa es entre privados y deben arreglar el problema entre ellos, por intermedio de la Justicia, lo que puede demorar años y quizás nunca.
¿Dónde está el derecho y la defensa de la propiedad privada?, se pregunta más de alguien.
Las tomas aumentan continuamente, y con la migración descontrolada ha aumentado considerablemente y suma ya bastante más de un millón de nuevos habitantes.
¿Dónde viven esas personas, aparte de los que lo hacen en carpas, que afean nuestro país? Y así sucede en distintos ámbitos donde la lógica no interesa y el habitante honesto es sencillamente desplazado por personas que se saltan todo y no les importa nada.
Además, todas estas tomas ilegales, desnudan otro problema que es: “Eso no nos corresponde a nosotros, tiene que verlo con otra oficina de la comuna”. Esta tramitación burda e innecesaria, se intensifica cada vez más. Nadie tiene que ver con nada. En palabras modernas “nadie la lleva” y lo que es peor nadie ayuda a nadie. Uno se pregunta íntimamente, ¿no habrá mucha oficina y muchos funcionarios que están demás y que complican las cosas más simples?
Piénselo… y a lo mejor me encuentra razón porque existe la sensación de que se perjudica a las víctimas, más que a los victimarios.
Urge una reforma en situaciones como la que hemos descrito, para que los parlamentarios corrijan situaciones y no vivan buscando acuerdos con los que no se soluciona nada y que además son pactos que no duran mucho y se deshacen con celeridad.
Para arreglar muchos problemas, hace falta que alguien “la lleve” y que la mayoría no se hagan “los tontos“. ¿Será posible?