No hay duda que en el caso de las Fundaciones se ha mentido y mucho.
En general, en política se miente, se interpreta, se acomoda y finalmente se logran resultados, que no siempre están en el camino de lo cierto y lo verdadero. Al final, nos quedamos con una verdad a medias que poco tiene que ver con la certeza.
En el escándalo de las Fundaciones, esto ha llegado a los extremos y en Antofagasta, sobrepasó todo límite. La exsubsecretaria de la Vivienda señala que entregó los antecedentes del caso que nos avergüenza, antes que apareciera en los medios de comunicación. Anteriormente, había señalado que lo había hecho después de la publicación.
La diputada Catalina Pérez (en la foto junto a Daniel Andrade de Democracia Viva) explicó que los quince millones de pesos que aparecieron en su cuenta, eran parte de sus ahorros. ¿Y los tiene en su cuenta y no en una alternativa bancaria ganando intereses?
El ministro Carlos Montes revisa y revisa documentos, antecedentes y declaraciones para descubrir lo que pasó y no lo encuentra. En su desconocimiento del tema, acusa y despide funcionarios con decisión. ¿Serán esos los causantes de este fraude al Fisco? ¿Quién sabe la verdad?
¿Se conoce quién fue la o las personas que idearon este macabro mecanismo, que les permitió apropiarse de dineros fiscales? Hay mucho más al respecto, pero dejémoslo hasta aquí, para no ensuciarnos más de lo necesario.
Es evidente que todos se quieren salvar de las acusaciones que enfrentan y para eso la mentira es una llave que abre muchas puertas, pero cuidado “que más rápido se pilla a un mentiroso, que a un ladrón “y en este lamentable hecho, los dos tienen cabida: los mentirosos y los ladrones.