La actriz se convirtió en buque insignia de su generación, vivió en carne propia la presión de Hollywood, el acoso de los paparazzi y el ardor de una noche sin pausa que, para algunos, se convirtió en excesiva y, para otros, era la única vía de escape posible.
Ava Gardner, que nació el día de Nochebuena de 1922 en Grabtown, en Carolina del Norte, tuvo un carácter directo y desenfadado y una activa vida sentimental que incluyó tres sonados matrimonios de corta duración, así como sus “affairs”, amantes y relaciones esporádicas con compañeros de profesión y personajes públicos, como el magnate Howard Hughues, lo que representó un problema a la hora de ganarse la credibilidad de la industria cinematográfica.
El primer matrimonio tuvo lugar a los meses de poner el pie en Hollywood después de que su cuñado, el fotógrafo Larry Tarr, le tomara unas fotos en Nueva York y las mandara a MGM convencido de que la joven sería del gusto del estudio. Allí entabló una relación con el popular Mickey Rooney que no pudo resistirse a sus encantos. Se casaron en 1942 y se divorciaron un año después. En 1945, pasó nuevamente por el altar, esta vez con el clarinetista Artie Shaw, del que se separó a los 13 meses, y en 1951 contrajo nuevas nupcias con el cantante Frank Sinatra que, según sus biógrafos, fue el amor de su vida (ambos en la foto).
Su primer encuentro fue en 1945 en un club nocturno de Los Ángeles, pero hasta tres años más tarde no se produciría la primera cita en la que ambos se enamoraron, pero también cuando dio comienzo el tormento que poco tiempo después pasarían.
Antes de su esperada boda, hubo varios intentos de suicido por parte del cantante, quien aseguraba a su círculo más cercano que había dejado de ver la fogosidad en los ojos de su pareja… pero aún así, el día llegó y se dieron el ‘Sí, quiero’ en noviembre de 1951. Un matrimonio destinado al fracaso del que era más conocedora Ava que Sinatra, fue por eso por lo que nunca quiso ser madre con ese hombre con el que no tenía futuro, pero era adicta.
Fueron dos los abortos que tuvo, del primero Sinatra no se enteró, pero el segundo le costó su relación. En 1953 se divorciaron y ella se marchó a España, pero meses después Sinatra cogió un avión hasta Madrid para retomar su amor con la actriz pero ya todo estaba perdido. Ella había empezado una relación con el torero Luis Miguel Dominguín y él, no lo pudo soportar.

En los años cincuenta cuando Ava Gardner era la estrella de Hollywood más fotografiada y deseada del mundo, decidió abandonar Los Ángeles y se fue a vivir a España. La noticia de su llegada causó una enorme expectación porque era la primera estrella de Hollywood que se instalaba en el país. Vivió doce años de juergas, romances y escándalos en un Madrid que nunca dormía
Ava ya se había enamorado de España unos años antes cuando conoció la Costa Brava durante el rodaje de la película “Pandora”. Decía que aquí se sentía como en casa y que el carácter de los españoles era muy parecido al suyo. Además del clima cálido, de la alegría de los españoles, le gustaban los toros y sentía una especial atracción por los toreros. Fue cuando comenzó un sonado romance con Luis Miguel Dominguín que llenó las páginas de las revistas del corazón. Ava todavía estaba casada con Sinatra aunque su matrimonio ya había tocado fondo y se dejó seducir por Dominguín quien le descubrió las interminables noches de Madrid y la aficionó al flamenco.
Sin embargo es curioso que cuando ella decide vivir en España ya había roto con Dominguín quien poco tiempo después se casaría con la actriz italiana Lucía Bosé. Ava se compró un chalet en La Moraleja y comenzó una intensa vida social en Madrid, se codeaba con políticos, espías, artistas. Fue muy bien recibida en los círculos de la alta sociedad madrileña.
En 1963, Ava Gardner decidió abandonar para siempre España, en una etapa de su vida en la que había tocado fondo. Se trasladó a Londres, ya parcialmente retirada. Allí murió el 25 de enero de 1990, a los 67 años, por una neumonía.