Los móviles tratan de ser divertidos y no informativos.
Pocas veces habíamos sido testigos de la cantidad de flores que se han tirado las personas que están relacionadas con este Festival. Tiene cierta lógica, ya que de una otra manera, son todos compañeros de trabajo y no se van a destruir entre ellos
Junto a esto, reaparecieron algunos faranduleros y faranduleras que ya creíamos olvidados y por último jubilados de esa práctica, generalmente tan ramplona e innecesaria. Los móviles tratan de ser divertidos en vez de informativos y los hacen quien esté a mano. Los periodistas se transforman mágicamente en animadores, igual que los ingenieros, los abogados, las modelos, los lectores del tiempo, los modistos y tantos otros “personajes de actualidad”, que inundan el evento.
Divierte un poco el observar como todos tratan de ser diferentes, originales y “únicos”, en sus opiniones. Hablan de lo que no saben y tratan de mostrarse chistosos y distintos en sus planteamientos. No cabe duda que hay varios de los festivaleros, por llamarles así, que respetamos y los distinguimos en su actividad, pero es innegable que para este Festival, la mayoría se viste de una frivolidad que pareciera imposible de evitar.
Se pregunta lo mismo y las cosas intrascendentes se hablan en tono grave y definitivo y se transforman en noticias insuperables. El festival es una fiesta y hay que vivirlo así, sin poses ni posiciones artificiales. No hay que trajinarlo, para convertirlo en lo que no es.
Para qué cambiar su sentido y su esencia, hoy felizmente solidaria. Da la impresión que se viviera un mundo especial y ajeno durante una semana en la Ciudad Jardín, donde caben todos, incluso los que están demás. Y esos son los primeros en llegar.