El programa con vedettes ligeras de ropa duró una temporada
El programa se grababa en el Salón Casablanca del Hotel Crowne Plaza en Santiago y su contenido era fundamentalmente un show similar a lo que contenía un teatro de revistas, lo que resultó novedoso e incluso transgresor en un país bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet.
Animado por Antonio Vodanovic y con la dirección de Sergio Riesenberg, fue un éxito absoluto de sintonía ese año, llegando a los 80 puntos de sintonía y convirtiéndose en tema obligado de conversación por la audacia de las artistas se presentaban. Pero solo duró una temporada, finalizando el 30 de noviembre de 1981 debido a las críticas que generó en los sectores más conservadores de la sociedad, por lo que fue reemplazado por un programa estelar de corte familiar., pese a que el director ejecutivo de TVN era Hernán García, yerno de Pinochet. Volvería a ser repuesto en abril de 1987, para nuevamente ser sacado del aire, esta vez por protestas del movimiento teocrático; duró sólo tres semanas.
El programa, por lo osado, dio que hablar desde el principio. Las vedettes más cotizadas de Hispanoamérica, como Susana Jiménez, Sissy Lobato, María José Cantudo y Moria Casán, desfilaron por el programa mostrando sus dotes artísticas, además de sus privilegiadas anatomías.
Mención especial requiere Maripepa Nieto, (en la foto con Vodanovic y Don Francisco) una entonces joven española que se convirtió en la más aclamada por el público. En su vida privada, fue pareja del entonces miembro importante de la CNI Alvaro Corbalán (hoy preso en Punta Peuco), quien según diversos testimonios la presentaba como su señora. en reuniones sociales de militares.
El programa tuvo tal impacto que incluso fue exhibido en Estados Unidos por la cadena Spanish Internacional Network, actual Univisión. La asociación de cronistas de espectáculos de Nueva York posteriormente lo honró con dos premios Ace: “mejor programa de variedades en el exterior” y “mejor animador”.
Con el paso del tiempo “Sabor Latino” se transformó en un verdadero espacio de culto y en un sinónimo de transgresión y audacia en medio de un ambiente social y político extremadamente reprimido por la dictadura militar.