Cifras y logros programáticos son contundentes, produciendo escándalo en el contribuyente que con sus impuestos financia la estación. La red territorial en histórico cuarto lugar en los ratings de sintonía y un nuevo regalo para endeudarse en $ 24 mil millones más que se suman a los $ 50 mil millones que ya debía. ¿Cuándo se pagarán? ¡Ni Mandrake el mago lo sabe!
En su obtención, mérito absoluto de su director Francisco Vidal. ¡Quién en el Parlamento puede oponerse a tan reconocida labia! Quise decir elocuencia. Impresionó a medio hemiciclo, habría sacado lágrimas al narrar que el canal totalmente desfinanciado debería cerrar puertas en semanas más.
En la demanda, otra vez se habló de ¡préstamo único y extraordinario!; que era la única forma de conservar una red de 141 antenas funcionando a lo largo del país; que la pedida era en aras, ¡en defensa de la TV pública! Por cierto, que no se reconoció que en tan alto desfinanciamiento influyen erráticos factores administrativos, mantención de inmensas instalaciones; la cantidad abultada de personal; ¡era que nó! los altos sueldos de sus ejecutivos y animadores, sumado al fracaso de sus espacios que por ser igual a los de la TV comercial no convocan a la teleplatea.
Frente a la crisis de TVN, lo que más llama la atención es que, en su defensa, se siga esgrimiendo que ellos producen TV Púbica. Extraña que insistan en tal postura. Es pretender hacer comulgar con rueda de carreta a la ciudadanía. Cualquier persona de mediana cultura televisiva, al observar su pantalla, salvo honrosas excepciones, reconoce que le están vendiendo farándula pura y entretención del mismo color y sabor que Mega, Chilevisión, Canal 13. Insistir en tal argumento es pisotear la inteligencia del televidente. La competencia entonces se reduce a hermanos de la misma sangre comercial: en ese duelo está visto que son perdedores.
¿Para qué entonces insistir derrochando dinero de los contribuyentes? ¿No habrá llegado la hora de sincerarse y producir efectivamente televisión pública? Todo indica que su NTV infantil es un buen filón.
Don Francisco: reconociendo que se vive una realidad audiovisual llena de apasionantes incertidumbres, con algoritmos, metaverso, avatares, inteligencia artificial, permítanme recurrir a mi libro Lecciones de Televisión y que le reseñe cómo era, con qué programas se desarrolló el concepto al nacer en los años sesenta en las pantallas europeas. Por razones de espacio únicamente citaré una decena de ejemplos:
- Fomenta el pasado histórico a través de espacios especiales tendiente al fortalecimiento de la identidad nacional.
- La preocupación por la naturaleza tiene que manifestarse en la TV Pública por intermedio de espacios ecológicos.
- La televisión educativa instruccional ocupa espacios matinales que llegan a escuelas y liceos.
- Las minorías étnicas tienen derecho a expresarse en las pantallas. En consecuencia hay espacios para los inmigrantes.
- Igualmente deben programarse en forma regular segmentos destinados a la capacitación laboral.
- Existen programas religiosos que dan cabida a todas las creencias.
- Hay espacios para las minorías socialmente postergadas: enfermos de sida, drogadictos, sordomudos.
- Se propicia el pluralismo político entregando tribuna a todos los partidos y corrientes de opinión.
- Los servicios y formación de hábitos no pueden estar ausentes. Se emiten campañas contra el cigarrillo o que propicien el respeto por las reglas del tránsito.
- Se tienen que considerar programas que cooperen a la integración de la Comunidad Europea.
Aunque ha pasado el tiempo, ¿verdad que algunas de estas ideas podrían ser rescatables si el señor Vidal quisiera, en verdad, pasar a la historia, -¡no en vano es catedrático en la materia!-, produciendo Televisión Pública en TVN?