Analizar la composición de su directorio es llenarse de pesimismo.
¡Qué duda cabe que la administración de una estación televisora debe estar en cerebros entendidos en la materia! Más aún cuando se trata de canales públicos absolutamente diferenciados en sus fines y objetivos con los de estaciones privadas. Si el problema se complejizó al aparecer la TV Cable, el mundo ancho y ajeno (Ciro Alegría) de las redes sociales terminó por hacerlo incontrolable. Aunque hagamos esfuerzos, ignoramos que devendrá al alcanzar plenitud el metaverso, avatares, inteligencia artificial.
¿Estamos preparados para este presente y el futuro subyacente? En lo que hoy nos convoca, relacionado con TVN, ¿su directorio cuenta con gente idónea para enfrentar la nueva realidad audiovisual? Analizar la composición de su directorio es llenarse de pesimismo. Cada uno de sus integrantes ocupa el cargo representando alguna tienda política y carece de una formación especializada. Hacer cursillos, pagar a asesores, jamás será lo mismo que haber hecho de la investigación icónica o producción de contenidos televisivos una profesión. No basta la buena voluntad para instalarse en reuniones a defender consignas ideológicas, analizar proyectos, ganar en el rating a la competencia comercial o desesperadamente buscar fórmulas a financiamientos históricos.
¿Es esto nuevo? En ningún caso.
Recuerdo una conversación con Eduardo Ravani, que sí sabía de TV:
-Creerás, Toño, que el recién nombrado miembro del directorio, de color derechista, me confesó que no sabía nada de TV y me pidió si le podía hacer unas clasecitas.
Rápidamente, retruqué.
-Amigo, yo viví experiencia similar en Canal 9 de la U al llegar como eje máximo un gran músico que, a posteriori, falleció en Europa. En la primera reunión con el personal nos adelantó que no tenía televisor y que no veía programas.
Al lado de la última desinteligencia entre Francisco Vidal por la red territorial y las familias controladoras de las pantallas privadas, lo narrado cae en el itinerario de las anécdotas. Lo que sí verdaderamente asume urgencia, es la necesidad de cambiar la conformación del directorio de TVN. Es demasiado lo que está en juego. Es lo que se desprende a la luz del último Boletín de Medios Audiovisuales elaborado por el Consejo Nacional de TV cruzando encuestas efectuadas en el período 2022 y 2023. Como se sospechaba, ha aumentado el interés público por las redes sociales y el streaming; la TV abierta aparece en tercer lugar. La TV de pago también decrece: si en 2022 era consumida por el 57 % de las personas sondeadas, en el 2023 bajó a 48 %. En cuanto a la exposición del televidente frente a la pantalla, la TV abierta igualmente bajó su promedio diario: de cuatro horas 11 minutos a cuatro horas y un minuto. El informe está plagado de novedades tanto en segmentos etarios como de género. Los dispositivos móviles succionan a los tradicionales.
Se trata de un mundo nuevo. Comprenderlo, adaptarse, navegar en él, ganar a la competencia, requiere de gente con estudios en variadas disciplinas. Por su indesmentible sociedad con el Estado, con el gobierno de turno, sus nobles objetivos formativos y democráticos, el Congreso tiene que modificar la composición de su directorio. Si teme hacerlo, a lo menos deberá incluir individuos de otras profesiones: sicólogos, estadistas, profesores, ingenieros, audiovisualistas, y, por supuesto, representantes de sus trabajadores, pero ¡con derecho a voto!