El pasado mes de abril en Estados Unidos se conoció el caso de numerosos estudiantes universitarios que fueron falsamente acusados de entregar trabajos generados mediante inteligencia artificial. La situación causó gran alarma, ya que involucraba el uso de herramientas utilizados por miles de instituciones alrededor del mundo.
Esto motivó un estudio por parte de investigadores de la Universidad de Stanford, quienes comprobaron los ‘falsos positivos’ que estos sistemas estaban entregando, sobre todo entre estudiantes cuyo inglés no era el idioma nativo.
El trabajo, de esta forma, abrió numerosas interrogantes sobre el nivel de confianza que entregan estas tecnologías y aquellos sistemas y métodos para detectar contenido generado mediante inteligencia artificial. Este tipo de errores también están ocurriendo en otras partes del mundo, incluido Chile, lo que ha motivado un incipiente debate sobre cómo enfrentarlo por parte de las instituciones educacionales.
Si bien estos sistemas aún están en una etapa incipiente de desarrollo y todavía presentan algunas debilidades sobre las que es necesario ser cuidadosos, la visión de los especialistas es que las personas, las instituciones de educación y la sociedad en general no pueden mirar para el lado frente a la irrupción de la inteligencia artificial en nuestras vidas.
Así lo enfatiza Eduardo Torres, académico del Departamento de Administración de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, quien actualmente trabaja en un manual sobre la implementación de esta verdadera revolución tecnológica en la educación.
“Debemos tomar conciencia sobre la historia de cómo las tecnologías se han ido incorporando a la educación. Ya hemos pasado por esto anteriormente, por ejemplo, cuando se incorporó la calculadora o cuando navegadores como Google se convirtieron en buscadores muy potentes, herramientas que finalmente fueron adoptadas”, plantea el académico y especialista en marketing.
Actualmente, afirma, “nos encontramos en una nueva era de la educación, en la cual los alumnos a través de la inteligencia artificial ya no solo pueden encontrar información, sino también conocimiento”. Por esta razón, enfatiza la necesidad de abordar el problema de cómo incorporar estas herramientas en el aula, particularmente en la docencia, “para entregar un conocimiento más profundo, que no pueda ser entregado con la misma riqueza por parte de la inteligencia artificial”.