Justificadamente, la Universidad Católica de Valparaíso celebra en estos días su primera transmisión televisiva realizada el 5 de octubre de 1957, desde su casa central hasta el diario La Unión, ubicado frente a la plaza Victoria, a más de un kilómetro. Fecha importantísima pues, para ellos, constituiría la primera emisión efectuada en el país y que contó con asistencia del presidente Carlos Ibáñez. Máximo mérito aún debido a que se hizo usando una cámara construida por sus ingenieros electrónicos Carlos Meléndez y Carlos Holzman.
En un seminario de Teleeducación Universitaria para países del Pacto Andino, conocí en marzo de 1974 a Meléndez. Perfeccionado en Estados Unidos, un auténtico prócer para el canal porteño que salió oficialmente al aire por la frecuencia Ocho el 22 de agosto de 1959. Sus hermanos católicos santiaguinos afirman que ellos lo hicieron el día anterior por el número Dos. Disputa pontificia que transcurridas décadas no logran conciliar. El 4 de noviembre de 1960 apareció Canal 9 de la U.
De lo que sí estoy seguro y lo enarbolo cual verdad televisiva, es que la primera vez que se vio televisión en Chile fue a mediados del año 1939 y ¡nada menos! que por gracia de Adolfo Hitler. ¿El terrible Fuhrer metido en nuestras aguas sureñas? Si, amigos: lo que leen.
El dictador para desarrollar su demencial maratón bélica, necesitaba poseer aliados en los cinco continentes. Entonces, habiendo ya abismado a sus ciudadanos y al mundo con la transmisión televisiva de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 (el atleta negro Jesse Owens con sus cuatro medallas fue el único que lo amargó), decidió utilizar políticamente a sus genios constructores de tubos electrónicos icónicos, visores, micros, cables coaxiales, parábolas repetidoras. Astuto, o a insinuación de Goebbels, ministro de propaganda, los mandó a horizontes lejanos a ganar simpatías. Disfrutando el milagro audiovisual que proyectaba imágenes de un lugar a otro, sería más fácil allegarlos a su nefasta causa. Con ese objetivo, a fines de junio de 1939, llegaron a Valparaíso 20 toneladas de sus equipos en el barco Punta Arenas.
Nunca he olvidado que en mi infancia, en cierta ocasión escuché a mi padre indicar a mamá: Arréglate rápido porque vamos a ir a ver la televisión alemana a la Escuela de Ingeniería. Con los años, variadas veces esa voz e imagen vinieron a mi mente. El hecho hogareño tenía asidero porque vivíamos en Avenida Viel, a cuadras de la facultad universitaria. Fue algo asumido y luego olvidado. Estas noches, debido a la UCVTV, como fantasmas los científicos de Hitler regresaron.
La aparición de la televisión bávara en Santiago fue un acontecimiento tecnológico y social. ¡No era para menos! Notición para los diarios informadores de que en el Pabellón de Electrónica de la U. de Chile, calle Blanco Encalada, se efectuaría la primera Exposición de Televisión del país y que, para tal efecto, el Instituto de Investigación de los Correos de Alemania enviaba a sus ingenieros Karl Rehberg, Hans Pressler, Erhard Weiner, Hans Hinrichsen. En forma intensa durante varios días trabajaron para instalar máquinas y armar escenarios; exhibirían equipos emisores de televisión y de visióntelefonía. Hubo una demostración previa para la prensa. Finalmente, el lunes 10 de julio, con presencia de Pedro Enrique Alfonso, ministro del Interior del gobierno de Pedro Aguirre Cerda y del cuerpo diplomático se inauguró la muestra. Éxito de público que duró dos semanas. Su programación contó con proyección de películas y Radio Hucke transmitió shows con voces de los coros del Teatro Municipal, solistas y grupos folclóricos, y la actuación de Nino Lardi, figura tanguera. Tres televisores ubicados en distintas salas acogieron espectadores. Muy significativo fue el hecho solidario de que un porcentaje del cobro de las entradas se destinara a ayudar a las víctimas del terremoto de Chillán ocurrido en enero de ese año. ¿Acción admonitoria de la Teletón? ¿No ocurrió lo mismo con su visiontelefonía y las actuales conversaciones vía zoom?
La Exposición germana enseguida viajó a Perú. Días más tarde se declaró la Segunda Guerra Mundial. Siempre me he preguntado por el destino de los cuatro ingenieros que maravillaron en la Escuela de Ingeniería, ¿Habrán acompañado a Hitler hasta sus últimos días?