Sin duda que el lanzamiento mundial del libro del Príncipe Harry fue la culminación de una de las campañas de marketing y relaciones públicas más exitosas de los últimos tiempos. Desde la serie de Netflix a las filtraciones de adelantos, las entrevistas cuidadosamente montadas y terminando con el “error” de una salida no programada del libro, formaron parte de la estrategia diseñada. La consecuencia, una venta de millones de volúmenes con el rédito económico que conlleva. Para quienes no están dispuestos a gastar más de 20 mil pesos chilenos ni tiempo en enterarse de las “revelaciones”, le resumimos algunos de los hechos descritos en el libro titulado “Spare” (en inglés palabra para la rueda de repuesto de un auto) y en español “En las sombras” que, no cabe duda es obra de un “escritor fantasma” y no de quien dice ser el autor.
Habla con franqueza de la muerte de la princesa Diana. La mañana después de que Diana, la madre de Harry, muriera en un accidente de auto en París, Carlos, su padre, lo despertó para contarle lo que había pasado. “Se sentó en el borde de la cama”, escribe Harry. “Me puso una mano en la rodilla. ‘Cariño, mamá ha tenido un accidente de auto’”. Harry escribe que “nada de lo que le dije entonces permanece en mi memoria. Es posible que no dijera nada. Lo que sí recuerdo con asombrosa claridad es que no lloré. Ni una lágrima.Años después Harry pidió ver los archivos secretos de la policía relacionados con el accidente. Los hombres que la seguían (paparazzis) “no dejaban de fotografiarla mientras yacía entre los asientos, inconsciente o semiconsciente”, escribe. “Ninguno de ellos la controlaba, le ofrecía ayuda, ni siquiera la consolaba. Sólo disparaban, disparaban y disparaban”.
Guillermo y Harry suplicaron a Carlos que no se casara con Camilla. “Cuando nos lo pidieron, Willy y yo prometimos a papá que acogeríamos a Camilla en la familia”, escribe Harry. “Lo único que pedimos a cambio fue que no se casara con ella. ‘No necesitas volver a casarte’, le rogamos… Te apoyamos, dijimos. ‘Apoyamos a Camilla’, dijimos. ‘Pero, por favor, no te cases con ella’”.
Las filtraciones de prensa de su familia eran comunes. Según el libro, Carlos y a veces Camilla aprobaban filtraciones de prensa perjudiciales sobre Harry y Guillermo. En una ocasión, escribe Harry, Carlos –asistido por un asesor de prensa– cooperó con los tabloides en una historia sobre Harry y las drogas para reforzar su propia reputación tambaleante. “Ya no más el marido infiel, papá ahora sería presentado al mundo como el acosado padre soltero que lidiaba con un hijo drogadicto”. Mucho más tarde, en 2019, escribe Harry, Guillermo estaba “furioso” porque “la gente de papá y Camilla habían plantado historias sobre él y Kate, y los niños, y él no iba a soportarlo más”. “Si les das a papá y Camilla un centímetro, avanzan un metro”.
Durante su estancia en Afganistán, mató a 25 combatientes talibanes. “Mientras estaba en el fragor del combate, no pensaba en esos 25 como personas. No puedes matar a la gente si piensas en ellos como personas. Eran piezas de ajedrez retiradas del tablero, ‘malos’ quitados antes de que pudieran matar a ‘buenos’. Me habían entrenado para ‘externalizarlos’, me habían entrenado bien. En cierto modo, reconocí que este distanciamiento aprendido era problemático. Pero también lo veía como una parte inevitable del servicio militar”.
Un desagradable caso de congelación. Un viaje al Polo Norte dejó a Harry con algunas molestias. “Al llegar a casa, descubrí horrorizado que mis partes bajas también estaban congeladas y, aunque las orejas y las mejillas ya se habían curado, el pene no”, cuenta. Cuando los remedios caseros –como aplicarse crema Elizabeth Arden– no funcionaron, finalmente acudió al médico.
Meghan lo convenció para que volviera a terapia. Una noche, durante su noviazgo, “Meg dijo algo que me tomé a mal”, así que “le grité, le hablé con dureza, cruelmente”. Meghan salió de la habitación. “Fui y la encontré arriba. Estaba sentada en el dormitorio. Estaba calmada, pero dijo en un tono tranquilo y llano que nunca soportaría que le hablaran así”. Harry escribe: “Ella quería saber de dónde venía”. “Yo no lo sé”, le respondió. “¿Dónde has oído a un hombre hablar así a una mujer? ¿Escuchaste a adultos hablar así cuando crecías? Me aclaré la garganta, miré hacia otro lado. ‘Sí’”, escribe. Harry le dijo a Meghan que había intentado terapia, pero que no había servido de nada. “Inténtalo de nuevo”, le dijo ella.
Carlos le dijo a Harry que no había dinero para mantenerlo a él y a Meghan. El intercambio entre padre e hijo cuando Harry anunció su intención de casarse no fue como se esperaba. ‘No puedo pagar por nadie más. Ya tengo que pagar por tu hermano y Kate’”, escribe.
“Papá no apoyó financieramente ni a Willy ni a mí, ni a nuestras familias por generosidad. Ese era su trabajo. Ese era todo el trato. Aceptamos servir al monarca, ir adonde nos enviaran, hacer lo que nos dijeran, renunciar a nuestra autonomía, mantener las manos y los pies en la jaula dorada en todo momento, y a cambio, los guardianes de la jaula aceptaron alimentarnos y vestirnos.”
Guillermo no quería que Harry fuera el padrino de su boda. “Se había dicho al público que yo iba a ser el padrino, pero era una mentira descarada”, escribe Harry. “Willy no quería que yo diera un discurso de padrino. No creía que fuera seguro darme un micrófono y ponerme en situación de salirme del guion. No se equivocaba”. Aun así, se las arregló para obsequiar a los recién casados con un tanga de armiño en el banquete nupcial: “La sala soltó un grito ahogado colectivo”, escribe, y luego “una cálida y gratificante oleada de risas”.
Harry y Meghan se sintieron sorprendidos durante las negociaciones sobre su futuro. La pareja optó por abandonar Inglaterra, pero esperaba mantener algunas de sus obligaciones reales y conservar la seguridad que acompañaba a sus títulos. En cambio, tras una reunión bautizada como “la cumbre de Sandringham” en enero de 2020, se enteraron de que, en palabras de Harry, “el arreglo estaba hecho”: ya no representarían a la reina y su seguridad continuaría solo durante un periodo de transición de 12 meses. (De hecho, perderían esa seguridad varios meses después). “Amo a mi madre patria y amo a mi familia, y siempre lo haré”, escribe Harry. “Sólo desearía que, en el segundo momento más oscuro de mi vida, ambos hubieran estado a mi lado”.