Los hechos políticos de los últimos días parecen más cercanos a una función de circo que a una actividad democrática cuya finalidad es contribuir a mejorar la vida de los ciudadanos que los eligieron para representarlos.
Desde hace mucho tiempo que no se veía en la actividad política chilena tal cantidad de hechos que confundieran a la inmensa mayoría de los ciudadanos. Tras destaparse hace poco más de un mes la presunta irregularidad de malversación de fondos fiscales al traspasarlo a fundaciones privadas, que será labor del Ministerio Público comprobar y sancionar, los acontecimientos se sucedieron en forma vertiginosa y nadie sabe cuándo terminarán.
Hasta el momento, el robo de computadores en los ministerios de Desarrollo Social y Cultura, más un intento aparentemente frustrado en Bienes Nacionales, son los actos delictuales concretos. La Fiscalía decidió nombrar a la fiscal jefa de análisis criminal y focos investigativos, Tania Sironvalle, para que sea la persecutora encargada de investigar todos los robos que han afectado a los distintos ministerios, por existir entre estos casos patrones comunes, como un mismo modus operandi, un objeto preferido o la circunstancia de que eventualmente pueda existir una banda criminal detrás de estos ilícitos, es que se va a abordar la investigación de todos estos hechos, como un fenómeno criminal”, dijo la fiscal Sironvalle.
Llama la atención que añadió: “Esta investigación no solo comprende las denuncias que hasta ahora se han realizado, sino que además las que al futuro puedan realizarse por afectar a otros organismos públicos y que puedan tener este mismo modus operandi”. En otras palabras, no descartó que la seguidilla de robos pueda continuar.
Espectáculo político
La Fiscalía hace su trabajo y para eso están. Los que no han estado a la altura son los políticos que han ofrecido un espectáculo digno de un circo. Los representantes del oficialismo y la oposición han ocupado todos los espacios posibles en los medios de comunicación para entregar sus versiones, atacarse sin piedad, descalificarse unos a otros y en todos los casos usando como argumento central la defensa de los intereses de los chilenos.
El cuestionado ministro Giorgio Jackson el primero en salir a entregar declaraciones por el robo ocurrido en su ministerio calificando como «sospechoso que ocurran hechos de esta naturaleza, que no parecieran no ser sólo constitutivos del delito de robo, sino que también relativos a una señal política». Luego, la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, también apuntó a un vínculo político con lo ocurrido.
Desde la otra verada, el secretario general de RN, diputado Diego Shalper, fue enfático: “Nosotros estamos indignados y vamos a llevar esto hasta las últimas consecuencias. Vamos a citar a la subsecretaria de Cultura, a la subsecretaria de Desarrollo Social que no ha dicho nada. O sea un señor desde la cárcel articula un robo y sabe dónde está la caja fuerte. Los chilenos, que están impactados, están cansados de que se rían en su cara. Como alguien va a creer que un señor desde la cárcel sabe dónde está la caja fuerte de un ministerio”.
Y los ciudadanos de a pie miran y escuchan las frases rimbombantes, los anuncios prometiendo las penas del infierno para los culpables y que no se repetirán los hechos. Pero las pensiones indignas siguen sin solución y para conseguir una hora en un hospital público hay que llamar por teléfono a las 6 de la mañana.
Equipo CDM