Son tantos los adelantos científicos y tecnológicos que contribuyen a tener otra visión de la humanidad que, circunscribirse exclusivamente al tópico histórico, emerge como algo natural, necesario, útil.
Imagino que algo así pensó Jorge Aravena Llanca al abocarse a escribir en su último libro acerca de personajes y sucesos chilenos. Reputado autor de una serie de textos: entre ellos Canto a O’Higgins, José Toribio Medina, Manuel Rojas, Cáhuil y la laguna del perro, Apellidos de Pichilemu, en el presente, con su Mitología Chilena, en 211 páginas despotrica y desnuda una realidad criolla que marcó generaciones desde que el conquistador Diego de Almagro, el Adelantado, pisó en 1536 el inhóspito camino del inca.
Su volumen también podría llamarse Desmitificando Nuestra Historia pues en cinco inquietantes y documentados capítulos, abre ventanas y puertas atendiendo al objetivo de obligarnos a otear el pasado con miradas evolucionadas, recreadas y enriquecidas con tiempos globalizadores. Nada de lo que profesores enseñaron y aprendimos de memoria en escuelas y liceos queda en pie.
Sus apartados: Significado de la palabra Chile, Etimología toponímica de Chile, La Araucana: Ercilla, cleptómano obsesivo, Melodía y ritmo sentimental del Himno Nacional, El mito amnésico de José Miguel Carrera, están destinados a sorprender, inquietar, conmover. Es probable que encuentre detractores. Personas que se molesten. Son muchos años que venimos conociendo idéntica versión. Aravena Llanca desestima las versiones clásicas de Barros Arana, Vicuña Mackenna, Amunátegui, Frías Valenzuela, Encina, Castedo, Las deshecha. Sus juicios le parecen propios de la aristocracia conservadora, la oligarquía o que fueron juicios redactados respetando el brillo de la corona española.
Variadas y audaces propuestas esgrime el escritor. Selecciono algunas. Ahora que sacude el bestial conflicto bélico entre israelitas y musulmanes estremece al orbe, ¿qué piensa si le afirman que todos los latinoamericanos descendemos de la inicial mezcla aborígenes y judíos? Es la tesis de Jorge Aravena. Postula que, como fueron expulsados de la península ibérica, escapando de la Inquisición, antes y después de 1492, montaron carabelas descubridoras y con el tiempo, ya en tierra firme, se mezclaron con las aborígenes. De ahí nacerían “los actuales grupos de mestizos conformados por judíos-aztecas, judíos-tainos, judíos-mayas, judíos-quechuas, judíos charrúas (…) y por cierto ¡judíos-mapuches!
¡Qué tal! Les muestro otra perla. La crónica, el autor la subtitula Mitología de un Prócer, refiere a una de las figuras cumbre de la independencia de Chile. Sus primeras líneas señalan: La tesis de este relato de mitología chilena es exclusivamente sobre la personalidad neurótica, narcisista de José Miguel Carrera, a quien se llega a diagnosticarle, a la distancia, una angustiosa patología (…) después de varios análisis siquiátricos, se consideró que poseía una conducta bipolar (…) síndrome neurótico con el que actuó, de encubada maduración en la breve existencia de su vida (…)
No deja para nada bueno a José Miguel. Pone en duda sus logros enaltecidos por historiadores derechistas. Investiga incluso a su padre: un estanciero de gran pode económico que, según él, acrecentó su fortuna al separarse de Chile de la dependencia hispana-monárquica. Papá Ignacio, sin ser él un militar de escuela, nombró a su hijo cadete, alférez y teniente, aunque carecía de instrucción castrense. El escritor va más atrás. Pone a José en el Colegio Carolino de donde fue expulsado por mala conducta, sin que lograra terminar el ciclo básico. En consecuencia postula que era casi un analfabeto, carente de ideales y principios morales. Continúa su estudio informando que en la hacienda de su padre en El Monte, el futuro líder, intentó violar a una bella joven india; que al ser increpado por el padre de la muchacha, en un duelo mató al indio a cuchillazos. Puntualiza que este sería su primer crimen. Enseguida, según Aravena Llanca, vendrían otros.
Verdaderamente interesante y osado es Mitología Chilena. Más, frente a tanta desmitificación, ¿qué dirá la familia del admirado héroe y el Instituto Carrerino?