“La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”, establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tal como explica la doctora Daniela Waissbluth, de la Clínica Alemana, el concepto no se refiere exclusivamente a que no haya patologías y “se asocia erróneamente con la ausencia de sufrimiento o de ciertas emociones que normalmente se viven de forma displacentera, como tristeza, angustia o rabia. Sin embargo, quien goza de buena salud mental puede experimentar también esas emociones”.
Tener buena salud mental consiste, en parte, en entender que a veces hay malestar, pero también confianza en los recursos personales. Y que se puede buscar ayuda para enfrentar situaciones difíciles.
De todas maneras, conviene poner atención a estas señales de riesgo:
- Si un estado emocional displacentero deja de ser transitorio y se torna persistente.
- Si se dificulta en forma significativa la funcionalidad diaria.
- Si se alteran los ritmos biológicos como el sueño y el apetito.
- Si aparecen pensamientos de tendencia suicida.
En esos casos, puedes “estar enfrentando un cuadro clínico que amerite atención, estudio y tratamiento correspondiente”, explica la siquiatra de la Clínica Alemana..