La selección de fútbol femenina de España ganó el campeonato mundial por primera vez y sin embargo el triunfo pasó a segundo plano. Esto luego de la oleada de críticas al presidente del fútbol español por darle un beso en la boca a una de las triunfadoras durante la celebración.
Ha sido tal el escándalo que está conmoviendo a la opinión pública española, que además puso en segundo plano la crisis política que vive el país tras las recientes elecciones generales.
El rey Felipe VI propuso al líder de derecha Alberto Núñez Feijóo, como candidato a jefe de Gobierno por ser el candidato más votado, que pretende presentar una alternativa al actual Pedro Sánchez, pero no cuenta con los votos necesarios (le faltan cuatro). Sánchez ha tratado de conseguir mayoría recurriendo a los partidos de las autonomías, pero no le ha ido bien. Por ejemplo, los catalanes para apoyarle le pidieron, entre otras demandas, que su idioma sea lengua oficial, hecho prácticamente imposible porque debería ser aprobado por la Unión Europea.
Todo el teje y maneje de la política quedó atrás ante el escándalo del beso en la boca no consentido del presidente del fútbol español, Luis Rubiales, a la integrante de la selección femenina Jenni Hermoso, durante la celebración del campeonato mundial en Australia.
Desde el primer momento, tras verse las imágenes del beso, la polémica y la censura prendió en medios de todo el mundo. Portadas, horas de televisión, radio, comunicados de selecciones femeninas de otros países en apoyo de Hermoso, han copado los medios en todo el mundo. «Tiene una dimensión global. Por eso el Gobierno actúa con contundencia, para velar por la buena imagen del deporte español», dijo Miguel Iceta, ministro de Deportes, tras la reunión del Consejo de Ministros del G-20
Además de la polémica y las consecuencias que tiene, con una respuesta social abrumadora, y la decisión de la propia FIFA de actuar con rapidez y apartar a Rubiales, como telón de fondo está también el que se pierda la candidatura de España, Portugal y Marruecos para celebrar el Mundial de fútbol masculino de 2030. Ese temor, que sería un nuevo revés, ha llevado ya al Ejecutivo a entablar conversaciones con la FIFA.
En tanto, Rubiales no quiere renunciar al cargo pese a que la FIFA lo suspendió por 90 días: lo dejaron sin sueldo (gana cerca de 371 millones de pesos chilenos al año), sin auto, debe devolver el celular y el computador. Además, su madre estás en huelga de hambre encerrada en una iglesia.
Y mientras tanto, los políticos españoles Sánchez y Feijoo (ambos en la foto) “cocinan” cómo hacerse con el Gobierno. Sin duda, todo un caso el que se vive en la Madre Patria en estos días.
