El espectáculo de la alfombra roja es algo penoso.
Y toda su frivolidad exteriorizante se hará presente en breve. No se trata de ser amargado, resentido o tonto grave. Se trata de poner las cosas en su lugar, sin quitarle ni ponerle nada.
El espectáculo de la alfombra roja es algo penoso, con personas que no debieran estar ahí y donde faltan muchas que no son consideradas. No se trata de buscarle profundidad a lo que no lo tiene. Simplemente de elevar el nivel y dejar de invitar a faranduleras de medio pelo que, con reiteradas operaciones, pretenden arreglar su facha.
Las vestimentas de repente nos sorprenden por su ordinariez, mientras otras demuestran el buen gusto de quienes las visten. Hay de dulce y agraz, pero lo más sorprendente es que las parejas invitadas, se creen importantes, sin serlo.
Lo que llama la atención es que en los momentos que vive nuestro país y el mundo, quede tiempo para pequeñeces y mediocridades que no se condicen con la realidad actual. Este invento de la Gala, todavía no justifica su inclusión, debido a que no tiene nada que ver con la fiesta musical que se celebra. Se dice que marca un alto rating, pero lo que no se agrega es que la gente ve la transmisión televisiva, para reírse de quienes participan. Veamos lo que pasa con la próxima. Lo y la invito cordialmente.