Hace un buen tiempo ya que Rusia y Ucrania están en guerra. Siempre se dijo que iba a ser un conflicto largo, algunos no creímos que tanto, pero el enfrentamiento continúa y no se divisa una solución en el corto plazo.
Como si fuera poco, ahora el grupo Hamás ataca a Israel y se provoca otra guerra, con una fiereza que espanta. Pagan con su vida niños que no comprenden lo que sucede, adultos mayores que no están en condiciones de vivir situaciones como la que se han provocado. Mujeres embarazadas y otras que no son capaces de enfrentar la violencia que se ha desatado. No se respeta nada ni a nadie. No hay duda que no tenemos costumbre de presenciar hechos como los señalados y lo que es peor aún, que no se detienen. Al contrario, aumentan día a día.
¿Qué nos ha pasado? ¿No es posible arreglar las diferencias de otra forma? ¿Se perdió la racionalidad y las cosas hoy se solucionan con violencia y donde gana el con más recursos?
Lo cierto es que el mundo está convulsionado y la fuerza le está ganando a la razón, mientras las organizaciones internacionales, como la ONU y otros, demuestran su inoperancia y llenan el espacio con declaraciones que no le interesan a nadie.
No hay caso. En la actualidad son importantes la venganza, los intereses, el poder asociado con el dinero y la ambición desmedida. Atrás quedaron los ideales, los valores, los principios y los sueños de un mundo que se fue y donde ahora, definitivamente se impone la ley del más fuerte.