Décadas atrás no había en el traspaso generacional mayores problemas. Se seguían más o menos los mismos cánones. Las tradiciones se asumían y los adultos y jóvenes se respetaban.
Así se marchaba, en relativa calma, aunque se pensaba y se veía el mundo de manera distinta. No nos dimos ni cuenta como todo cambió y las generaciones se enfrentaron y se descalificaron mutuamente.
Hoy los jóvenes descalifican a los adultos mayores y los cuestionan continuamente. Los de más años hacen lo propio con los menores y así ambos se anulan y el futuro se complica. Los seniors poseen, a no dudarlo, la experiencia que muchos señalan que es la madre de la ciencia y los jóvenes tienen la imaginación, junto al riesgo de ejercerla e intentarla.
¿Es muy difícil ponerlos de acuerdo y lograr con esa mixtura, un resultado exitoso? Pareciera que sí, porque nadie cede un centímetro en esta sórdida competencia. Se olvidan muchos que la unión hace la fuerza y que en conjunto lograrían muchos objetivos que ni imaginan.
En los países, nadie sobra e incluso muchas veces faltan ideas y personas para lograr lo que nos proponemos y para tener juntos viejos y jóvenes, un futuro por todos deseados.
¿No le parece que es mejor complementarse que desplazarse?
Es indudable que a veces resulta difícil concretar las cosas más fáciles.