Se nos olvidó que el sexo es un acto de amor infinito.
El padre de Martin Pradenas (joven que se encuentra en la cárcel por reiterados delitos sexuales), ha sido condenado a cinco años de cárcel por abuso sexual.
Al enterarnos de esta información, nos quedamos perplejos, sin poder comprender la vorágine con que nos estamos desarrollando en la actualidad. El mismo personaje defendió decididamente a su hijo por una situación parecida, alegando airadamente su inocencia, ha sido condenado por delitos similares.
Rápidamente recordamos que el padre de un expresidente de la UDI y actual senador de la República, está cumpliendo una condena de seis años por abusos sexuales.
Aparte de no poder creer la situación que hoy enfrentan estos “respetables ciudadanos”, vemos que estas situaciones se multiplican a todo nivel. Hay denuncias que involucran a un destacado futbolista y a un exsubsecretario del Interior.
¿Qué nos pasó? Se nos olvidó que el sexo es un acto de amor infinito donde participan dos personas libre y espontáneamente. No es ni siquiera necesario agregar que debe ser consensuado, ya que es un acto de amor sublime y libre, donde el cariño se impone y llega a su estado máximo. El sexo obligado corresponde a un acto animal donde el ser humano actúa irracionalmente para saciar sus instintos de placer.
Pese a que el modernismo nos ha llenado de contradicciones, es fundamental no confundir el amor puro y sano, con la violencia y el delito sexual. Son dos cosas distintas que no tienen ninguna relación.
¿No le parece?