Ese es el grito desesperado de la ciudadanía, ante una delincuencia que crece día a día. Los políticos siguen enmarañados en una pelea chica, sin destino…y que a la población no le interesa.
¿Hasta cuándo vamos a esperar que la politiquería deje paso a lque los ciudadanos vean, sientan y confirmen que son representados por las autoridades que eligieron? Seguramente estarán arrepentidos y decepcionados.
Hace cinco años, nadie habría imaginado el país que vivimos hoy. Delincuencia desatada, saqueos, robos a locales comerciales, destrozos a espacios públicos, quemas a sitios respetados -desde Iglesias hasta el museo Violeta Parra- desórdenes inesperados, calles pintarrajeadas, homicidios que no respetan la vida de nadie, vendedores ambulantes no autorizados, ataques a la autoridad, agresiones a funcionarios de hospitales, tomas indiscriminadas en terrenos que no les pertenecen, La Araucanía con una violencia que no conocíamos, el Norte Grande por las mismas, el centro empezando a destruirse, la droga reinando en gloria y majestad y todo en una situación que nunca antes advertimos.
¿Qué país es este? ¿Quién lo inventó? ¿Cómo llegamos a esto? ¿Quién responde por lo que vivimos?
La gente pide más protección policial y NO HAY MÁS CARABINEROS. Por eso y por situaciones que los habitantes no conocemos, el problema, por el momento no tiene solución.
¿Qué nos espera para el futuro? Nadie lo sabe. “Ojalá que Dios nos pille confesados”, como dice el adagio popular.