Las opiniones del dictador nicaragüense no son más que un chascarro de alguien que quiere hablar y no tiene nada que decir. Al hacerlo, predica lo que no practica y eso resulta sólo para la risa.
El jefe de gobierno de Nicaragua, Daniel Ortega, ejerce una dictadura oprobiosa en su territorio, persiguiendo y apresando a quienes piensen distinto a él. Habla con una soltura de cuerpo envidiable de Democracia, ofende al Mandatario chileno y degrada obtusamente a Carabineros de Chile.
Sinceramente, da risa lo que dice y lo que interpreta sobre la realidad de nuestro país.
No se pueden tomar en serio sus declaraciones y esto que lo entienda nuestra clase política. Los payasos existen para hacer reír a quienes los escuchan y no para reflexionar sobre lo que opinan. Eso es indispensable tenerlo presente.
Agreguemos algo obvio. Las policías de todos los países, están para obedecer las órdenes de la autoridad y para ejercerlas. No para discutirlas u objetarlas.
Las opiniones del dictador nicaragüense, no son más que un chascarro de alguien que quiere hablar y no tiene nada que decir. Al hacerlo, predica lo que no practica y eso resulta sólo para la risa.