Cosas que nos inquietan y nos preocupan.
En la tranquilidad de la familia y recordando las anteriores, se nos fue una fraterna nochebuena y una pasiva Navidad, que nos ha servido para reflexionar sobre los tiempos que vivimos.
También sobre el bien y el mal y sobre tantas cosas que nos inquietan y nos preocupan.
¿Somos distintos a los de antes o sencillamente albergamos en nuestro ser una maldad retenida que nos llevó a dejar de respetar la vida de los otros? ¿A vivir del delito, a transitar por la droga y a no respetar a la autoridad? ¿Por qué cambiamos tan radicalmente?
Estas y otras interrogantes divagan por nuestra mente en esta noche tan especial. Enfrentamos un tiempo y un país distinto. ¿Qué nos lleva a acumular tanta rabia y tanta impotencia? Los días que vivimos nos llevan también, a tratar de lograr más y más dinero. Para esto no hay medida ni final. La ambición nos invade y nos corroe. Nos lleva a situaciones que nunca pensamos vivir.
Solo en una noche tan distinta, como la de Navidad, es posible preguntarse cosas tan especiales, como las señaladas en estas desordenadas líneas.
Feliz Navidad, para bien o para mal y para las dos posibilidades “que Dios nos pille confesados”. Y no hay más.